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Es curioso lo que ha ocurrido en la presente semana.

De pronto me hallo con revelaciones en sueños, con pensamientos que no pensé que aparecerían.

De pronto, sin quererlo ni deberlo, me hallo pensando en que es tiempo de curar las heridas, que es tiempo de sanarme, de finalmente cerrar el episodio más triste de mi vida.

Y por ello, creo conveniente hacer una serie de declaraciones pertinentes.

- Que desde que la conocí, sólo busqué hacerle todo el bien que pude, darle toda la felicidad que en mi mano estuviera.

- Que cada uno de los momentos que pasé a su lado fue deleitoso, sublime.

- Que cometí un error imperdonable: quererla salvar antes de amarla como verdadera mujer que era.

- Que cuando regresó a mí quise reparar el error, pero cometí uno más grande: no saber a quién estaba amando.

- Que toda la tragedia ocurrió más de un año después que se había apartado de mi lado.

- Que ella decidió que todo habría de terminar en un café del Centro Histórico de la ciudad.

- Que respetuoso de su libertad, de su ser, la dejé volar hacia donde ella quisiera.

- Que tragándome el dolor del corazón acepté su partida, que ella no era de nadie más que de ella misma.

- Que, irresponsable, conservaba la esperanza de que un día volviera como lo había hecho una vez.

- Que, aún ahora que lleva tanto tiempo sin estar en este mundo, por mis noches quiero redimirla aún, quiero salvarla aún: de ella, de su destino, de su final, de los segundos de dolor que coronaron su paso por esta vida.

- Que no la salvé y no la podría haberla salvado.

- Que ella es sólo un recuerdo que se desvanece.

- Que pese al amor que me encendió (por el que estuve a punto de dejar de ser yo y arrojarme a la hoguera del otro), ahora comprendo que ella estaba más allá de mis poderes y mis capacidades.

- Que, a pesar de todo, reconozco que es tiempo de aceptar lo inevitable, que el tiempo lo borra todo, que hay que aceptar lo sucedido. Que hay que comenzar a vivir la vida real, el tiempo real, el mundo real.

- Que, después de todo, fue un amor que ya no será.

- Que, después de todo. Es momento de empezar a olvidar.