ZONA DE COMFORT

Para Pasqui & Meztli, amigos en la realidad

El tema sobre la mesa no podría ser más polémico: ¿salir de la zona de comfort?, ¿para qué?

La vida puede ser muy agradable cuando se navega en aguas conocidas. Claro que se pueden hacer cosas muy diferentes y salir a mar abierto, a capotear tormentas de la incertidumbre en pos de esa alianza para vivir que representa estar con alguien más.

Uno y uno para crear uno nuevo.

Suena bien la promesa. Suena interesante la propuesta. Pero, cuando uno se ha entregado a la existencia de la realidad, cuando el matrimonio se ha consumado hacia la individualidad y sobre todo, cuando uno ha tomado el camino de trascender con una firma que reposará en mausoleos de papel, tinta y bits, uno ha tomado el camino.

Pero que no se piense que no lo intenté de otras maneras. Puedo garantizar que busqué ser como los demás, en buscar los satisfactores cotidianos y anodinos de una existencia estándar de felicidades cada noche meciendo la cuna y los pañales.

Sin embargo, al parecer las decisiones me llevan a los caminos que no me imaginé que transitaría. No me arrepentiré de lo decidido, pero espero que no suceda como en el cuento de Julio Cortázar que me encuentre soñando que soy otra persona y que esa otra persona sea quien nunca quise ser, pero es quien en realidad me vive, embobado en algún atasque de tráfico, o esperando que salgan los hijos del entrenamiento sabatino.

Espero que la apuesta hecha sea real. Pase lo que pase.