Antes que nada, me acabo de enterar de la muerte de Kurt Vonnegut, quizá uno de los autores más importantes de la literatura americana del siglo XX. Aunque sólo he tenido el gusto de leer uno de sus libros (Matadero Cinco) me percato que su talento filoso abrió las puertas a lo que sería la narrativa del siglo XXI, la combinación explosiva entre humor y devastación fue quizá el fundamento detrás de productos culturales tan disímbolos como Los Simpson y casi toda la narrativa televisiva de las últimas décadas.
Por así decirlo, el ice-nine lo tocó finalmente.
Descanse en paz.
LOS HETERONIMOS DE MI MISMO
Los pocos días del asueto los aproveché para leer algunos libros sencillos. Schopenhauer y Fernando Pessoa. Del primero un brevario de consejos para vivir una vida feliz, algo así como literatura de superación personal pero hardcore.. jeje!
De Fernando Pessoa, un juego literario llamado El banquero anarquista. Muy buen libro, donde devela algo que quizá ya sabía de antemano: que la verdadera rebeldía viene de adentro; o como decía un personaje de la película neozelandeza Once were warriors: los tatuajes los llevo por dentro.
Pero de Pessoa hay algo que me interesa más y que redescubrí. La existencia del escritor a través de los heterónimos desde los que forja su obra: Ricardo Reis, Alvaro de Campos, Alberto Caeiro, Abilio Ferreira Quaresma. Todos ellos no como personificaciones o máscaras del creador Pessoa. No. Siendo ellos mismos existencias interdependientes que incluso interactuaban de forma independiente con el escritor.
Pienso que el gran logro de Pessoa fue vislumbrar con un siglo de adelanto lo que sería posible ahora en el mundo de la virtualidad. Crear y recrear de forma simultánea diversas existencias en la red: amantes fogosos, creyentes de religiones alteradas, adeptos a los extraterrestres a lo ultraterrestre. Docenas de identidades fundidas en el deseo de existir en vidas paralelas de sus creadores. Un mundo de posibilidades nacido en la costera Lisboa y que ahora está al alcance de cualquier persona con una conexión de banda ancha en su máquina.
PD
Gracias al que me sugirió un sitio para comprender eso tan raro que es el amor. Y también, gracias a quienes envían comentarios. A todos ellos (y a los que me leen de todo el mundo... ¡en serio!... ¡hasta en China me leen!) mil gracias por prestarme minutos valiosos.
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