Un poco de contexto.
Las FARC y el estado colombiano llevan décadas combatiendo, en una guerra sin final y sin esperanza de llegar a algún lado. En ese proceso, docenas de personas (entre militares, miembros de las fuerzas policíacas y civiles) han caído en manos de los guerrilleros. Esto ha llevado a un proceso largo y complejo de negociaciones pues el centro del asunto es que el intercambio de los secuestrados por guerrilleros prisioneros.
Sin embargo, hace alginos meses Hugo Chávez se ofreció como coparticipante en el proceso de negociación, participación que concluyó hace unos días con la cancelación del proceso de negociación por parte del actual presidente Alvaro Uribe debido a una acción considerada por el presidente colombiano como inaceptable.
En fin. La cosa es que Colobia se quedará sin poder liberar a sus secuestrados y, en un desarrollo extraño de los acontecimientos, ahora Venezuela ha puesto sus relaciones con el vecino a remojar.
Si me lo preguntan, Alvaro Uribe decidió dar marcha atrás en el enredado proceso debido a que muy probablemente aquilató las consecuencias de tener un mediador tan participativo en las negociaciones como el presidente venezolano, un mediador que no tenía empacho en hablar directamente con los militares colombianos, lo cual representaba un acto inaceptable.
Considerando que Hugo Chávez podría convertirse en parte del problema en lugar de parte de la solición, me parece que el gobierno colombiano hizo bien en cortar por lo sano. Sin embargo, el asunto no parece haber quedado finiquitado a satisfacción porque ahora quedan en el aire posibilidades poco agradables como que el presidente venezolano continúe por su cuenta y riesgo con la negociación y con vínculos fuera de control entre un gobierno venezolano dominado por el capricho y una guerrila aún poderosa y capaz de producir más dolor en Colombia.
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