Ahora estoy haciendo pruebas con Skype para dejar atrás la telefonía tradicional. Pero me doy cuenta de que no será una tarea fácil. Por principio de cuentas, aunque he estado cubriendo temas de voz sobre Internet desde hace años, debo admitir que la calidad de la voz sigue dando mucho de qué desear. La voz se escucha con un extraño delay de un par de segundos y ruidos extraños de fondo suelen colarse como si fueran estática antediluviana.
Es como regresar a las épocas donde los teléfonos de disco eran la norma y las operadoras las sacerdotisas en el arte de poner al llamante en contacto con el mundo. La primera prueba que realicé con una entrevista a Venezuela fue poco alentadora. La conexión se cayó a la mitad de la entrevista, el delay hizo que la comunicación fuera poco menos que incomprensible y para colmo de males la voz de mi interlocutor por momentos se convirtió en la simulación de un robot. No puedo decir que estoy decepcionado pero siendo sincero, al día de hoy no podría cancelar mi línea de Telmex para lanzarme a la aventura VoIP. Esto habla lo mismo de la mala calidad de la infoestructura mexicana, y de que hoy por hoy aún falta mucho para que la Internet reemplace a las líneas telefónicas de tierra y a los celulares.
Pero si me lo preguntan, sólo es cuestión de tiempo.
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