Hace rato que no posteaba para hablar de problemas terrenales. Pero aparece uno ante los ojos, literalmente.
Cuando la nueva legislación electoral le quitó a las empresas televisoras del jugoso negocio de vender publicidad a los partidos políticos, quizá nadie se percató de que estaba abriendo la puerta para un nuevo problema. Con las interrupciones televisivas de los últimos días (que amenazan extenderse hasta mediados de año), las empresas que perdieron su negocio, han devuelto el golpe de una forma brutal, poniendo a la teleaudiencia contra los partidos políticos y contra el Instituto Federal Electoral.
Así, una vez más se verifica aquello del cuento de la biblioteca de Babel, que dice que, cuando uno agrega una gota al mar, las consecuencias pueden ser desastrozas.
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