¿Qué sigue? Miro mi roster de trabajo y una cosa sigue a la otra. Apenas tengo tiempo para detenerme a pensar.
Pero, ¿cómo detenerme a pensar? Quizá si me dedicara un poco más a leer a los clásicos. Me defiendo como gato boca arriba y defiendo el derecho a leer lo mismo manga que textos de Kierkegaard.
Pero en ello se interpone la vida cotidiana, la búsqueda de respuestas en las cuatro esquinas del mundo. Pero está bien. Creo que es un buen momento para existir. Creo que es un buen momento para ser y estar. Creo que es un momento inmejorable para trabajar.
Porque... ¿en qué otro lugar tendría la opción de comer leyendo a Borges? O de dormir pensando en despertarme holgazanamente a las 9 de la mañana. Amo este trabajo.
Amo mi vida
Amo mis letras; todas y cada una de ellas.
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