Pobre de este blogcito mío. Dejarlo abandonado ha sido imperdonable. Pero aquí llego de regreso con las bolsas llenas de ideas.
Influenza entre nosotros: Es verdad, hemos sobrevivido a la influenza relativamente sin daño a la salud. El problema es con la economía, que recibió la puntilla cuando la emergencia ahuyentó literalmente a todos los turistas del país, sin visos de poder volver. Centros turísticos vacíos, hoteles cerrados, marranerías retacadas de cerdos invendibles. Justo cuando parecía que podríamos librarla con media cabeza hundida en el agua y viene de pronto esta calamidad.
El país se precipita hacia la crisis.
En la mesa de redacción lo comentan, el país se enfrentará a un terrible invierno. Quizá uno tan rudo como aquel invierno de 1994 cuando la crisis colapsó al país y arraso con buena parte de la clase media de este país, incluyendo mi propia familia.
¿Qué hacer? Curiosamente entre quienes he hablado del tema hay dos tendencias: algunos sugieren sacar el dinero del banco, ponerlo bajo el colchón en forma de monedas de oro y atrincherarse mientras pasa el apocalipsis.
Por otro lado están quienes dicen que el pueblo mexicano, héroe de mil batallas contra las crisis de nuestra vida, no tenemos que preocuparnos más de lo debido. Hay que enterrar algunos billetes, refrigerar algunos pollos extras, ir a la iglesia para rezar por la pronta recuperación del país... y atrincherarse mientras pasa el apocalipsis, pero con una botella de tequila en la mano.
Yo sólo puedo recordar la última crisis. Mi familia las pasó negrísimas y perdimos buena parte de nuestras aspiraciones clasemedieras. Ahora, sin deudas y con un techo seguro, es posible respirar tranquilo.
Sin embargo, ¿qué mundo será el que salga de esta debacle? A nadie le queda claro, a mi tampoco. Pero lo que sí se es que no hay nada como vivir sin más preocupación que meter a mis dos gatos a cenar.
Tema emocional
Debo decirlo, me sentía algo deprimido esta semana. Demasiado trabajo, muchas cosas por hacer, un flujo extraño e incesantemente cambiado de cosas que no cesan de modificarse, algo asi como estar hablando todo el tiempo con el personaje Rorschach de Watchmen.
Pero sólo fue cosa de acordarme dónde me hallo, de las cosas que he hecho y las cosas que podrían hacerse que me encuentro feliz, muy feliz con mi vida de luz.
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