Dejemos por un rato al Peje y sus compinches planeando redenciones en el Zócalo de la Ciudad de México. Una vez que los pleitos, gritos y sombrerazos se hayan aplacado y que esta presidencia comience a circular, será hora de comenzar a levantar los destrozos y comenzar a planear lo que deberá hacerse con el país.
Sin el ánimo de que alguien del equipo de transición de Calderón me pele y me haga caso (como para hacerle caso a un bloguero está la cosa), propongo algunas recomendaciones que el próximo presidente deberá tener en cuenta en los tiempos por venir.
- Por favor, no permita que su esposa se sienta vicepresidenta (ese detalle jodió un sexenio entero). No es por ser machista, pero creo que se verá mejor en tanto se mantenga guardadita en su casa.
- Amárrele las manitas a sus cuñados, primos, tíos, sobrinos, abuelos y demás familia hasta llegar al cuarto grado (es decir, a los compañeros de catecismo). A sus hijos, sólo cuide que no copien las tareas de sus compañeritos, no hay que sentar malos precendentes.
- No se ponga botas matavíboras, es un detalle de pésimo gusto y como se dejó ver en los últimos seis años, la bota vaquera ahora resulta que es de puto (como dijo cierto campesino de Atenco).
- Cero detalles chistosones. No es que no sea bienvenida la frescura de un chistorete, pero la verdad eso no resuelve los problemas y a como está la cosa, puede que un chiste desencadene un linchamiento.
- Hay que invitar a todos a la mesa: No sirve de nada mandar a los perredistas por un tubo, mejor que ellos mismos se autosaquen de la mesa en lugar de meterse en pleitos inútiles.
- Headhunters fuera: Se llevaron una lana por elegir a un hato de inútiles. Fuera con eso.
- Lo mismo con el gabinete Montessori: Sin demérito de este sistema educativo, esa idea de que todos proponen y todos hacen lo que se les hincha la regalada gana fue de lo más nefasto. El Presidente lleva mano en todo y su autoridad no debe ser discutida ni pasada por el arco del triunfo... mucho menos por sus propios allegados. El caos derivado de esta exoticidad directiva tardará años en recuperarse, en especial en el tema del combate al crimen organizado.
- No azuzar a la oposición: Ya sea que lo haya hecho por gusto o por necesidad, el proceso del desafuero se convirtió al gobierno de Fox en un desangradero que por poco le cuesta la presidencia al PAN. Aunque la guerra sucia es moneda de cambio en estas lides, es un recurso poco eficiente (al menos en manos del PAN) y la verdad, gracias a los medios de comunicación termina siendo un boomerang.
- … y finalmente, ¡CERO FRIVOLIDAD!
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