Pues bien, la semana antepasada no hubo televisión por cable en mi casa. Esto pudo haber pasado como un simple accidente de la vida pero para una persona como yo que se la vive viendo absorbiendo imágenes todo el tiempo, esto constituyó una tragedia completa.
Sin las noticias que veo a toda hora; sin las caricaturas que llenan de solaz y esparcimiento mi tiempo libre nocturno. Sin esa comodidad de encender la televisión a cualquier hora y tener a la mano la repecitición de cualquier cosa que me cuadrara el ojo; sin todo ese mundo de delicias, definitivamente me sentí como en el siglo XIX.
Sin embargo, es bueno saber que hay más vida de la que uno piensa en casa. Como mi conexión a Internet no se murió, se me hizo posible hacer cosas como leer el altero de revistas que tenía almacenadas y a la vez gozar del tiempo de lectura en el jardín de mi casa.
Pero como todo en la vida, esto tuvo también un final, pues el lunes de la semana pasada vino el hombre del cable con la misión de reponer la imagen perdida.
Y ahora veo más televisión que nunca.
Pero no todo es embrutecerse sin ton mi son, ahora mis madrugadas están llenas de programas de cocina japonesa, de viejísimas teleseries gringas como Kojak (que seguramente mi padre disfrurtará en su siguiente visita a la casa).
Así que, como decía un viejo profesor de la carrera, defecto genera efecto.
APUNTE POLITICO: QUESO OAXACA II
Y llevamos una semana más de desmadre en la chula Oaxaca. Lo triste del asunto es que, para desgracia de todos, la ciudad sigue en manos del movimiento llamado APPO, sin visos de que siquiera se pueda hacer algo.
Pro principio de cuentas tenemos al fantasmal gobernador que se tambalea al ritmo de la zandunga. Un gobernador que su mayor logro es poderse parar por la capital del estado por algunos minutos antes de que las turbas hagan su arribo con el fin de arrancarle los tanates.
Por otro lado tenemos a las mismas turbas, en un principio un movimiento magisterial (que por un cuarto de siglo había jugado un siniestro pókar con el gobierno estatal, poniendo a los educandos como fichas de cambio) y que ahora ha mutado, gracias a las torpezas oficiales, en un muégano donde lo mismo se aglutinan maestros inconformes que radicales de toda estofa, y peor aún, asomos de movimientos guerrilleros que están a un paso de establecer la primera ciudad liberada del gobierno federal en la historia de México.
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