Para mi Sis, por las porras
Era inevitable. Que en algún momento de la vida me topara con Windows Vista. Como regalo de Navidad llegó a mi casa una laptop con este sistema operativo con motivo de estas fiestas.
No es la primera vez que me topaba con este sistema, de hecho, hace un par de años tuve el gusto de ser de los primeros en ponerle las manos encima en un viaje a Estados Unidos. Así que desde hace un par de años ya conocía a lo que me iba a enfrentar.
Y bueno, la cosa fue comenzar el proceso de configuración:
1.- Registrar las copias del software
2.- Comenzar con la labor de registro de otros programas
3.- Descargar actualizaciones y correcciones (320 Gigas de primer trancazo)
4.- Descargar dos programas para navegar con menos riesgos: Firefox y Thunderbird.
5.- Pelearme infructuosamente con Outlook para configurar una mísera cuenta de Yahoo.
6.- Tratar de comprender cómo en el comando para apagar la computadora la pone a dormir.
... y ya.
¿Por qué hablar mal de Windows Vista? Sencillo. Porque pese a que es una máquina con un procesador de última generación, pese a que tiene la mayor cantidad de memoria RAM que le cabe, pese a ser una máquina con una unidad de procesamiento gráfico independiente... ¿cómo carajos es que se tarda medio minuto en regresar del modo de espera?, ¿por qué demonios no puede desplegar con velocidad las ventanas?
Pero eso sí. Muy monos con los gadgets, imitación de los widgets de Mac OS X.
Por eso hay Windowseros de corazón que han decidido pasarse al bando contrario.
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