Caminar entre árbiles. Entre bosques mientras el sol se pone. No importa si esto sucede al borde de una carretera, pero la magia de caminar sólo acompañado de los pensamientos propios es una gran fuente de consuelo. Una fuente de alegría y de tranquilidad.
Una terapia que quizá no tenga nada que ver con que no hallé taxi que me trajera de regreso al hotel tras una sesión de compras.
Pero si así lo fue, para eso uno puede dolerse de los pies a la mañana siguiente, verdad?
-- Desde Mi iPad
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