¿Qué pasa cuando la vida se torns una suerte de dolorosas escalas en un camino a ninguna parte?
Quizá la respuesta estuvo frente a mi vaso de sgua mineral un par de horas durante la tarde.
Las palabras son devastadoras. Un amor enquistado por años. Un lento usufructo de la voluntad a manos de quien usa el cariño como excusa grata para el uso y abuso en la esperanza que jamás verá su conclusión.
El resultado es evidente. Una vida consumida, que sólo espera el arrebatado momento de la aniquilación, de la pérdida incluso de la brújula más elemental.
El resultado es una versión en cámara lenta de una aniquilación.
Pero no es todo. Crear una metanarrativa para darle coherencia a la destrucción. Un cuento del mundo extraterreno para darle sentido al dolor, para darle una coherencia y un sentido al sinsentido del dolor enceguecido.
Es así, como al ver tal caso del otro lado de la mesa es que pienso que yo pude haber sido quien inventara una ilusión para justificar el sufrimiento, el dolor y la desesperanza de una ilusión fosilizada.
Sí, ahors que lo pienso, yo pude haber sido esa víctima de ese infierno. Pero en un momento de lucidez, hace años ha, decidí romper con ello. Decidí dejar de vivir en los mundos de la felicidad impostada por mezquinas recompensas.
Quizá eso me privó de un mundo propio fruto de mis discociada imagen idílica de un mundo inexistente lleni de felicidad transparente.
Sin embargo ahora tengo un mundo real y propio ante mi.
No es para nada un mundo de ensueño, pero con el tie po he aprendido que es mejor aprender a sufrir y a combatir en el plano de lo real que vivir en planos ultraterrenos, cuya disolución representará la destrucción absoluta.
-- Desde Mi iPad
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