NUEVOS CUADRANTES

Hace tiempo mantenía una columna sobre medios de comunicación en un journal académico, pero por falta de tiempo lo tuve que dejar. Sin embargo, no quisiera dejar pasar la oportunidad para señalar algunas opiniones personales alrededor de las decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación alrededor de la anulación de algunos de los artículos de la controvertidísima Ley Federal de Radio y Televisión, mejor conocida como la Ley Televisa.

Por principio de cuentas, la decisión fue apegada a derecho y lo que quieran, pero el asunto es que las concesiones de radio y televisión seguirán siento un trabuco jurídico pues por de facto los procesos de licitación quedarán detenidos hasta que una nueva legislación sea propuesta, analizada, dictaminada, votada, aprobada y promulgada. En lo que a mi respecto, esto será un asunto que no será resuelto quizá hacta mediados del sexenio pues hay otros asuntos haciendo fila para ser aprobados.

La tecnología sigue avanzando a pasos agigantados y no veo por ningún lado que alguien esté pensando en las nuevas aplicaciones web. WiMax quizá será un asunto mucho más importante en el mundo de las telecomunicaciones pues, aprovechando una misma banda de frecuencia será posible recibir contenidos de audio, video y telecomunicaciones. Y sobre este asunto nadie habla.

Me temo que las televisoras y radiodifusoras han perdido una batalla más importante de lo que admiten. Al haber sido rechazada la posibilidad de que los usufructuarios de las bandas empleadas por televisión usaran la señal sobrante que les quedara luego del proceso de digitalización (que dicho sea de paso será un hecho en la segunda mitad de la próxima década) sin pagar por ello será un golpe doloroso. Como alguna vez lo investigué, en la Europa de la segunda mitad de la década pasada, las subastas por bandas de espectro sobre las que se fundaron las redes de telefonía móvil en el continente llegaron a decenas de miles de millones de dólares por rebanadas marginales del pastel.

Finalmente, el usuario se liberará de sus liberadores. Este asunto de regulaciones se hará viejo y me temo que para cuando esté listo el nuevo marco legal para los medios electrónicos, su papel ya estará copado por las aplicaciones que salgan de Internet. Morosamente y por su propia ambicion al querese apropiar de una rebanada del pastel que no les correspondía, los medios no sólo perderán nuevas oportunidades, sino que habrán puesto en entredicho su propia viabilidad.