Saturday, May 12, 2007

SE BUSCAN DERECHISTAS (FEOS ABSTENERSE)

Quería escribir sobre este tema desde hace tiempo, pero el trabajo, como se imaginarán, se impone.

El asunto es que uno de los saldos que aparecieron de la tormenta del aborto en México, es que la derecha, la derecha recalcitrante, la derecha de verdad ultramontana, no tiene caras atractivas ante el público.

Cosa de ver; la única cara visible del movimiento antiabortista en la ciudad de México fue la de Jorge Serrano Limón, un oscuro personaje sacado de las catacumbas de un grupo llamado Provida y cuyas mejores credenciales son la oposición hacia cosas tan peregrinas como obras de arte que presentaban a la Virgen de Guadalupe con la cara de Marylin Monroe.

Para colmo de males, este personaje quedó envuelto en un escándalo bizarro donde su organización (que entre otras actividades se dedica a rescatar a candidatas a abortar de las garras de los aborteros) destinó dineros públicos a cosas tan bizarras como comprarle tangas a las mujeres que salvaba y gastar organizando congresos en un salón de fiestas propiedad del Sr. Serrano.

En fin, la cosa es que este hombre de reputación tan quemada fue el líder civil de la avanzada contra el aborto. Aunque nadie lo crea. Y bueno, los resultados están a la vista, la legislación en favor de la despenalización del aborto quedó convertida en ley sin mayor oposición y las muestras de repudio se limitaron a grupos de la vela perpetua, fanatizados pero extremadamente minoritarios.

En fin, la cosa es que a la ultraderecha le falta carisma, le faltan rostros y le falta mucha pero mucha simpatía. Por ello es que me río cada vez que alguien dice que allí viene la ultraderecha a imponerse sobre los demás. Aquí en México no existe un Bill O'Reilly, o un Lou Dobbs, quienes no les tiembla la mano a la hora de denostar (en cadena nacional) a los contrarios como hijos de terroristas y a los izquierdiastas como comunista, pasando a cuchillo entes que en este lado del mundo pasarían como reyes del neoliberalismo como George Soros.

Y la verdad, creo que en México es difícil que algo así pase. Como alguna vez escribí, lo bueno de la guerra de Reforma es que zanjó de una vez por todas el interminable drama entre conservadores y liberales que ha desgarrado países como Colombia o que inclusive
se encuentra detrás de debates en los mismos Estados Unidos. Además, todo fanatismo requiere una cosa que en este país no abunda: disciplina.

Todo fundamentalismo se nutre de una grey compacta, dispuesta a someter su voluntad a un ideal o un líder. Yo creo que el gran logro del PRI en siete décadas de predominio político fue precisamente el de desvanecer la idología totalitaria dentro del seno del ogro filantrópico. La ultraderecha, como el comunismo en su tiempo en este país, sólo ofrecía cosas que al mexicano promedio le parecen inaceptables: trabajo duro y esperanza incierta.

Para eso está la vida cotidiana.

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