Así lo han hecho en casos como Remi (situada en Francia), Candy Candy (ubicada en Gran Bretaña) e incluso en Heidi (desarrollada en Suiza). Pero más allá de eso, los japoneses cuentan con la valentía y la imaginación de crear situaciones complejas dentro de las naciones tema de sus obsesiones.
Es este el caso de Gunslinger Girl, serie que envuelve una compleja historia ubicada en la Italia de un futuro no muy lejano. Sin embargo, lo que me interesa en esta ocasión es que la trama se integra perfectamente con una situación muy compleja de la Italia de hoy día (la división económica entre el norte desarrollado y el sur marginado), que ha conducido a connatos de secesión del norte, que se mantienen como una sombra ominosa sobre la Italia de nuestros días.
Todo ello me parece sorprendente, a ojos de una nación como Japón, que uno ubicaría como bastante autista y centrada en sí misma. Sin embargo, resulta que los japoneses demuestran un gran interés en el mundo que les rodea. Interesante el contraste con México, donde aún no hemos logrado crear narrativas verdaderamente globales. Por alguna razón que escapa a mi comprensión, los mexicanos no hemos tenido buen tino ubicando nuestras narrativas fuera del país. Escritores como Jorge Volpi lo han intentado con textos como En busca de Klingsor, pero no cuajan.
Esto habla mucho del tiempo de país que somos y que deseamos ser. Me queda claro que nos falta mucho para salir de nuestras propias fronteras y comprender el mundo que nos rodea. Pero en mi mente queda una preocupación: ¿qué pasará el día que los japoneses decidan hacer un anime sobre nuestra patria?, ¿cuántas vestiduras se rasgarán por el atentado a nuestra mexicanidad en flor?
Ojalá sean pocas... o mejor, ninguna.
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