Pues bien, aunque el periodismo de estos días emplea una enorme cantidad de tecnología, es preciso aún escribir decentemente para obtener los mejores resultados. Así las cosas, los últimos años me la he pasado buscando una plima que ecriba bien, parejo, bonito y sobre todo, que no tenga que ponerle mucha presión a la pluma para que salga la tinta.
Suena muy tonto, pero para una persona como yo que suele llenar hojas y hojas con escritura, encontrar una buena pluma es un asunto bastante serio. Así que, despúes de indagar y hacer múltiples pesquisas, finalmente llegué a la conclusión de que la mejor pluma con la que se puede trabajar es esta. Debido a la tinta líquida que tiene y a a algún mecanismo exótico de carga de tinta es que es posible escribir literalmente acariciando el papel.
En cuanto al papel, la cosa es muy diferente debido a que el papel ideal para mí sería delgado pero capaz de absorber la tinta sin chorrearse. Hoy día estoy experimentando con los famosos cuadernos Moleskine, que se suponen son el non plus ultra de los reporteros del mundo. En lo personal a mí no me impresionan, pues aunque debo decir que los cuadernos nacionales me han decepcionado en forma reiterada, aún me encuentro en la esperanza de dar con un papel lo suficientemente bueno para que pueda escribir desentemente, pero que no tenga que encontrar en papelerías semiclandestinas de ciudades del extranjero.
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