Una larga historia, pero el problema es que Turquía al mismo tiempo que se convierte en un aliado clave para Occidente en su conjunto, su situación se complica más y más. Uno de los poquísimos estados laicos musulmanes del mundo, ha logrado mantenerse apoyando lo mismo a los Estados Unidos durante las guerras contra Iraq, que ayudando a la Unión Europea durante los años complejos del desmoronamiento socialista para evitar que el fundamentalismo pusiera pie dentro del sur europeo.
Curiosamente, lo que mejor ha hecho Occidente a cambio ha sido echarlo de lado. Dilatando para un futuro improbable su petición de acceder a la Unión Europea, lo único que se ha hecho ha sido fomentar una desilusión hacia Occidente, que pese a no haber podido resolver el problema de las consecuencias de sus colonialismos (Bélgica aún no pide disculpas por su papel en el genocidio de millones de personas cuando fueron el poder colonial en lo que hoy es el Congo) se han dado el lujo de condenar a Turquía por su papel durante los contenciosos con Chipre, Grecia y el Kurdistán.
No seré yo quien se ponga a defender a los turcos, pero me parece que Occidente no tiene una idea del aliado que están poniendo contra la pared. Esta última oleada de ataques contra las fuerzas turcas en la frontera con Iraq no hace más que poner al gobierno turco en la situación de ir contra los intereses de los Estados Unidos, cosa que ahora los americanos están intentando a todo costo detener una situación que no supieron manejar por años.
Ahora nadie sabe quién es el amigo de quién.
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