Monday, March 17, 2008

OTRA CIUDAD DE LAS MONTAÑAS

En lo personal, me encanta el frío de las montañas. Me fascina el panorama de cerros nevados en lugar de los cerros pelados que se ven desde mi casa.

Así las cosas, ¿qué mejor que estar en una ciudad donde hace un chingo de frío?

Pues a eso venimos a Salt Lake City. A gozar del clima helado, de la espantosa comida sin sabor de este lado de América y de la tienda Apple que me queda aquí cerquita. No puedo negarlo, me entregué una vez más al frenesí consumista en la librería Barnes & Noble de por aquí.

Lo que no pude aceptar fue acudir al basketball. Nunca me han gustado las reuniones masivas, mucho menos las reuniones donde uno se ve forzado a alegrarse en un deporte que desconozco y peor aún, un equipo que en mi vida he visto jugar.

En resumen. Las cosas no han estado tan mal. Esta es la mejor manera que tengo de pasar mis vacaciones, cortesía de un patrocinador.

Quizá no lo he dicho, pero cuando era adolescente (y vivía una de las épocas más grises de mi vida como adolescente en una estudiantina) me quedé pensando, un día que regresába la estudiantina de un viaje por el interior del país, sobre lo que pasaría si yo me pasara el resto de mi vida viajando. Pues bien, mi sueño se volvió realidad, aunque curiosamente, no me siento demasiado emocionado. Como que la vida de viaje es buena pero sólo de vez en vez; como le decía a un amigo, no siempre es agradable  ser un blanco móvil.

Cosas veredes.

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