Sin pensarlo me dirijo hacia los manifestantes, que se encuentran semireplegados enmedio de enrejados y entre las puertas de dos restaurantes. Sin más me pongo a entrevistar al representante de los inconformes y me cuenta la vieja historia, a saber.
- El movimiento es de varios centenares de artesanos que defienden sus fuentes de trabajo.
- El movimiento consta de humildes comerciantes que se dedican a actividades modestas en el comercio de artesanías.
- Los comerciantes se encuentran amenazados no por las obras sino por las intenciones de la delegación para crear con la complicidad de Carlos Slim una suerte de plaza comercial como las que creó en donde era la fábrica de Loreto y Peña Pobre y Cuicuilco, ambas en el sur de la Ciudad de México.
- El delegado (proveniente del PRD) se ha vendido a la rancia aristocracia de la colonia, que según esto tiene inconfesables vínculos con el panismo que se ha infiltrado en la zona.
- Ellos defenderán con la ley su derecho al trabajo, a seguir vendiendo artesanías, hacer trencitas y leer la mano.
- Para ellos los modos han sido lo peor ya que no ha habido diálogo ni consenso, amén de que la autoridad se ha comporado con ellos de una forma muy autoritaria.
- Ellos defienden su derecho de más de 20 años a estar allí, un derecho que según ellos lo han ganado con su trabajo cada fin de semana.
- Ah, y por supuesto, la delegación viola convenios firmados con ellos que durante años les permitió trabajar a cambio de cobros de derechos de uso de suelo.
No podía esperar otra cosa de un grupo de personas que durante años han hecho de esas plazas su forma de vida. No se van a ir sin presentar batalla.
Sin embargo, recuerdo que Jorge Ibargüengoitia, uno de los mejores (y a mi gusto más agradables) escritores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX, y habitante de la región, no le complacía en nada todo este circo que en los últimos años de su vida (finales de la década de 1970) comenzaba a aremolinarse en las cercanías de su casa. Le molestaban las multitudes que llegaban domingo a domingo a comer paletas y escuchar música cortesía de la Delegación, que como en muchos otros males de la ciudad, fue la que al parecer trajo las primeras actividades de vendimia.
En cuando a la relación de los comerciantes y el gobierno delegacional (al fin y al cabo el edificio delegacional está en la misma plaza que los comerciantes), me queda claro que su relación fue la que ocurre en este tipo de asuntos. El autoritarismo priísta los mantuvo de su lado como soldados de a pie hasta que el PRI dejó su lugar al perredismo, quien decidió mantener el status quo, cómodo, benéfico y que casi con seguridad, proveyó algunos pesos extra a algunos funcionarios de medio pelo.
Sin embargo, al parecer al nuevo delegado la cosa ya no le pareció y por lo visto tiene intenciones de mover la situación. Sin embargo, eso no será sencillo y por lo visto, ha decidido remover un tambo de residuos altamente explosivos ya que bien puede ser que en el futuro comience a desgranarse la maraña de relaciones que había entre comerciantes y autoridades.
A ver que sucede.
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