- El periodista puede adquirir una influencia más allá de lo que realmente es. Lo reconozco. Me he dado cuenta de que mi trabajo me ha investido con una suerte de aureola de poder que no me hubiera imaginado tener. Es increíble saber que el nombre de una revista donde trabajo abre puertas, convoca a la gente a toda velocidad y lo hace a uno objeto de distinciones que no hacen más que sonrojarlo a uno. Ser periodista es subirse quizá a una nube muy chiquita pero que definitivamente marea, no sabemos qué hacer con el poder implícito que se nos confiere.
- El periodista se vuelve un mamón ad ovo. hay que admitirlo, ejercer esta profesión requiere grandes dosis de humildad porque es muy fácil confundir los logros del medio con los poderes del ejecutante. No quiero hablar mal de los compañeros, pero una chica presumía haber metido a la cárcel a una persona con sus textos. El instructor lo puso claro, un periodista NO mete a la cárcel a nadie, el sistema mete a la cárcel a la gente como consecuencia de lo que hacemos, pero no somos ni policías ni ministerios públicos ni cosa semejante.
- El periodismo es el eje de la vida. No se puede concebir una vida sin periodismo, sin perseguir la nota, sin salir a la calle a investigar, a conocer el mundo, a darlo a conocer. Un verdadero periodista ve perturbaciones en la realidad por donde camina. Es un ejercicio diario que se debe hacer en cada momento.
Seguiremos informando.
EL PRECIO A PAGAR
Sí, ahora lo se. He tenido que pagar un precio, un precio del que no me arrepiento pero un precio que se evidencía con lo años que pasan. No me arrepiento pero ahora lo sé. Es preciso dejar algo a cambio de los deleites del día de hoy.
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