Puede ser.
Pero me pregunto, con cierto candor, ¿quién ha logrado superar su pasado y dejarlo atrás como quien le da la espalda a la lluvia? Yo confieso que no lo he logrado superar, de hecho en buena parte el pasado determina cómo es que mi existencia se va acomodando. Y no me refiero al pasado de hechos traumáticos; no, me refiero al pasado de las cosas ocurridas y con las que no te quieres topar de nuevo, con el pasado de los errores cometidos, de las cosas que no debiste haber mencionado pero que lo hiciste. El pasado pues, de las cosas con las que te topaste y no quieres volver a tocar. Ese pasado es con el que choco un día si y otro también. Es un pasado del que no me puedo separar porque me construyó, para bien y para mal.
Pero no creas, amiga Meztlilla que vivo anclado en el pasado, para nada. Tanto así que la semana que entra levo anclas hacia el sur del continente. ¡Ajua!
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