Buenas noticias y malas noticias.
La buena noticia, obvio es que tendré una casa bastante grande a mi disposición. La mala es que tendré una casa bastante grande a mi disposición y mantenimiento.
En fin. Nada hay perfecto en la vida.
Pero esto de vivir en solitario tiene otros aspectos inquietantes. A medida que mi familia se ha ido a vivir a otro lado y me quedo en la Ciudad de México, me doy cuenta de que la soledad es un asunto mucho más importante y grave de lo que hubiera pensado al principio.
Vivir sólo no solamente es tenérselas que arreglar con asuntos tan sibilinos como la comida del día o el ciudado de mi mascota. El asunto también es arreglárselas conviviendo conmigo mismo la mayor parte de la semana ya que, las ideas que nacen dentro de uno no solamente son complejas, sino que son atemorizantes.
Vivir sólo es tener que pensar en que el resto de la humanidad vive lejos de mi torre de cristal y de los cerros donde me paso la mayor parte del día.
Vivir sólo es tener la sola espada para defenderme de los fantasmas de la existencia. Fantasmas como los provenientes de las amarguras pasadas. Fantasmas como el del miedo al pasado. Fantamas como el de la ocasional desesperación de uno mismo y fantasmas como el de la necesidad de vivir aislado en esta cámara de cristal que tengo por casa.
Vivir sólo es, además, una oportunidad para que me ponga a hacer ejercicio sin tener miedo al ridículo de mi persona en pants.
Jeje.
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