A medida que los días se convierten en semanas y meses; a medida que retazos de información se filtran por entre las vallas de la información; a medida que las cosas adquieren su dimensión verdadera, es que, como en las penubras; brillos y destellos indirectos arrojan luz sobre los aspectos de mi vida con la ola paciana que fue Alí .
Y el hecho es claro. Ella, cuando acudió a mí, no era porque mi corazón la buscara: ella, cuando acudió a mi, esperaba la reedición del viejo rol. Ella no quería una pareja porque ya la tenía. Si aceptó mi propuesta y luego se retiró no fue por otra cosa sino porque ella pensaba que en mi persona hallaría los trazos de la estabilidad que le permitieran curarse los males de su alma.
Adrede o de forma accidental, me convertí en parte de un plan que ella tenía para cambiar lo que había sido el rumbo de su vida. Pero yo no era la única estrategia. En otros frentes ella trataba de sanar su mente y su cuerpo. Trabajaba frenéticamente en su tesis, buscaba el apoyo profesional para expulsar de su mente las tormentas y se hizo de una pareja.
Lamentablemente yo ya no estaba en el departamento de las salvaciones desinteresadas. Yo quería que ella fuera mi chica. Quizá por ello me sorprendió cuando aceptó las condiciones que le plantee cuando regresé de un viaje a Brasil, que me reportó el único episodio en mi vida de migraña y ulcera estomacal en un avion. Algo que no podré olvidar.
Pero ahora, según la información que gotea por entre los ladrillos de la confusión, ahora comprendo que ella me aceptó por razones incorrectas. Me aceptó porque no estaba en condiciones de contraproponer nada; ella era lquien en primer lugar me había buscado, ¿no?
Eso con el paso de los meses habría de reventar las cosas, terminaría por dinamitar la relación y terminar la cosa frente a una taza de café.
Claro, de haber sabido lo que pasaba tras bambalinas me lo hubiera pensado mejor. O quizá, lo hubiera aceptado de todos modos. Ella era una persona tan preciada que quizá no me hubiera importado estar cerca de ella, aunque fuese en el modo de plato de segunda mesa.
Pero ella aceptó las condiciones que, claro, duraron lo que me imagino duró el tiempo para que pensara en su contradicción.
Y por supuesto que viene la lista de quizás:
- Quizá debia haber ido a su fiesta de cumpleaños de 2008, cuando me invitó y me dijo que le habría encantado sentirse acompañada por mi.
- Quizá debí haber comprendido más sus impuntualidades y ausencias: tenía dos corazones que atender.
Pero las cosas operaron en un modo distinto y ahora sólo queda pensar en torno a lo que pasó.
Como el ser mítico que Borges describió, siempre funcioné para ella como el elusivo hidebehind.
Pero entretanto lo nuestro se desbarató, pude decir lo que ahora es parte de mis mottos personales:
God's in his Heaven
And all's right.
1 comment:
profundamente conmovido por tu relato, me uno a tu grito
putos poetas
insensibles
leí completo tu blog, erizado de todo el cuerpo. creo que como moneda giran mis emociones: entre el miedo a que me pase a mi algo semejante y la rabia de que le pase a quien sea.
pero es peor porque es que asesinaron a una compañera, colega, una cómplice: por lo que leo en tu blog, yo no la conocí más que a lo lejos, de pasada, durante un rollo de versodestierro.
pero es cercana:
es víctima de una guerra desatada
contra mujeres voladoras.
no tengo mucho que decir, ahora.
pero ya diremos algo juntas todas como compañeras.
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