Ya hablaremos de todo esto en detalle, pero quiero agradecerte aquí la ayuda que me has brindado. Tu hombro y tu mano durante esta ordalía me han sido invaluables.
Sólo (como tu sabes que lo estoy), no podría haber sobrevivido esta ola de dolor. Sin más que nuestra relación, me has acompañado en estas terribles horas sin más retribución que un plato de bulgoyi coreano y mis lágrimas empapando tu blusa.
Ya vendrán días mejores y soles menos devastadores que éste, y será en esos momentos cuando te retribuya al menos en lo posible la sanación que mi alma opera segundo a segundo, a medida que el rumor de las piedras se aleje, y que comience a mirar esto que hoy me atraviesa como una de tantas cicatrices que la vida nos tatúa como certificados de existencia para que no se nos olvide de lo que estamos hechos: alma y un poco de carne.
Un besote queridísima Oja.
Le quiere intensamente
Ch.
PD.
Somos unos nacos ante ojos coreanos. Ya sé para qué sirve la lechuga.
1 comment:
jajaja no tengo idea para que sirve la lechuga, ojalá sirviera para quitarme este cansancio espantoso que me amanece todos los días...
te quiero hermano muchísimo
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