De pronto, mirando el monitor de la computadora comienza. Una letra no se puede ver bien, como si hubiera desaparecido de pronto. Pero no es una letra desaparecida, es una sensación de que algo malo va a pasar, algo terrible más bien.
Y así las cosas, el presentimiento se vuelve realidad pues las cosas no sólo no se ven bien sino que comienza a aparecer una especie de patrón en zigzag de muchos colores. Ha llegado la hora de la migraña.
Afortunadamente ya se que hacer. Me acuesto y me coloco almohadas encima de la cabeza para ocultar cualquier trazo de luz y de ruido. El patrón en zigzag se hace más y más grande. Las primeras veces el terror me abrumaba pues aunque no hay dolor, es un sentimiento de que pronto vendrá el dolor más fuerte.
Mientras tanto trato de recordar lo que he comido en las últimas 24 horas, trato se acordarme si tuve algún problema óptico, si vi una luz demasiado brillante. Si hubo algún olor extraño y penetrante que me hubiera perturbado la estabilidad mental, pero nada.
Pues bien, en 20 minutos pasa la tormenta visual, pero ya es demasiado tarde, el dolor viene en inexorable camino. Es la parte desagradable de la migraña: mueves la cabeza a un lado y es como si un líquido pesado y doloroso habitara la bóveda craneal, estorunudas y sientes como cada una de las neuronas se agita como si estuviera en un mar de aceite caliente.
Luego viene el cansancio, el sueño, pero no es posible darme un lujo así de descansar; con dolor y todo me tengo que poner a trabajar. ¡Auch!
1 comment:
OUCH...
Nunca pensé experimentar algo similar... de verdad es horrible, pero gracias a la valiosa guía que me proporcionó, pude esquivar por lo menos en terror...
Beso al Hermano
Post a Comment