Uno de los mayores placeres de esta profesión mía (y de los viajes que de ella se derivan) es la de conocer personas de todo el mundo.
Esta noche se me dio la fortuna de conocer una chica brasileña: inteligente, muy guapa, con una sonrisa impresionante y una figura que le da un aire a lo Martha Higareda (la misma de Amar te Duele).
Sólo fueron un par de chelitas Guiness a su salud y una plática que en menos de una hora pasó del cine mexicano (se declara fan de Amores Perros) hasta la ciencia política y la dificil construcción de la democracia en Latinoamérica, todo ello en un inglés que nunca pensé poseer y en un portuñol cadencioso y salpicado de palabras en otros idiomas.
Desafortunadamente la realidad me hizo retirarme del bar antes de que comenzara el patético baile del galanteo destinado al ahogamiento etílico (y el ridículo anexo), pero es padre mirar que de vez en cuando hay cosas más hermosas en el horizonte de edificios que esta ciudad helada que me llena las manos de frío.
Uf... hace tanto que no chupaba chela.
Salud
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