Así es, el país está metido en brete nuevo gracias a las necesidades irracionales de nuestro expresidente Vicente Fox. Su presunción de abundanciaen las páginas de la revista Quién no deja de causar malestares, indignaciones, mentadas de madre y hasta la creación de instancias legislativas para investigar la integridad de la que fue pareja presidencial.
Sólo puedo pensar que todo esto fue una mala combinación de idiotez, torpeza, anhelos de protagonismo y mucha imprudencia.
Sin quererla ni temerla, la presidencia de la república ha tenido que enfrentarse con el asunto (que propiamente no le pertenece) enmedio de un proceso de complejas negociaciones, con una guerrilla que amenaza con reventar alguna de las cíclicas debilidades del sistema político mexicano y con medios de comunicación muy encabronados con el silencio presidencial ante la reforma electoral que les quitó de la mesa el jugoso pastel de la publicidad electoral.
Yo no se hasta que punto Vicente Fox tenía una idea de las cosas que provocaría su exhibición, pero me temo que no le hizo las cosas fáciles. Así que, si como los conspirativos dicen de que Calderón tiene en sus manos los secretos de Fox, quizá nada más para calarlo puede ir comenzando a apretarle las tuercas sacando archivos secretos y sucios o procediendo directamente a los procesos jurídicos.
A ver que pasa.
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