Felicidades a los participantes.
Sin embargo, que quede en el registro que no soy el único que expresa un fundado escepticismo sobre el tema. Demasiado dinero entra en juego, demasiados intereses que no tenemos claros se mueven detrás del Teletón. La intención es buena pero lo reitero una y otra vez, las tendencias actuales de la filantropía miran al donante más como un accionista que como un actor pasivo.
Y un accionista tiene el derecho de conocer el rendimiento de su inversión. El accionista tiene voz en lo que sucede dentro de la organización a la que aporta su capital. De hecho, el accionista tiene el deber de levantar su voz y de ser posible su voto para determinar hacia dónde se mueve su inversión. No sabemos por qué los CRITs se construyen donde lo hacen. No sabemos qué participación tienen los gobernadores de los respectivos estados donde se instalan estos centros; pasmosamente dentro de su propia página web no se tiene siquiera una relación de los sitios donde hay CRITs instalados ni de los niños que atienden en cada uno.
Así que, me parece que la visión de Teletón debe comenzar a cambiar. A medida que pase el tiempo y la gente comience a cansarse de las imágenes tremendistas que ofrece (me dejó sin habla la exhibición terrible de un matrimonio que no se contentó con tener uno ni dos sino cuatro hijos con padecimientos mentales. La escena no se ahorró el detalle de las abundantes moscas sobre los niños retorciéndose) comenzará la necesidad de ofrecer a los donantes algo más que imágenes desgarradores sino cuentas claras.
En esas esperamos
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