Nada de eso. Lo que hice fui a comer al Bistrot Mosaico ubicado en Paseo de la Reforma, lugar que desde que lo conocí me ha parecido un sitio genial para comer rico a la francesa. Precios no tan exorbitantes para este tipo de comida, así como una delicia, comenzando por la mayonesa con chipotle, acompañada con variedades de pan rústico (aunque debo admitir que se notaba que había sido rebanado quizá al mediodía).
Luego una sopa de almejas, caliente como el infierno y con un término condimentado que, cosa curiosa, no parece estar basado en el clásico chile mexicano. Luego un delicioso confit de pato en cama de lentejas que es una cosa que yo jamás había probado. Crujiente, caliente, con una carne jugosa que se deshacía y que me hizo incluzo zamparme la grasa que traían las dos piezas del plato (cosa que jamás hago con el pollo y que en mis tiempos de estudiante me hicieron escribir un guión cinematográfico basado en ese enredo).
Quizá no tan bueno el postre: un pastel de piñon que denotaba haber sido calentado en el microondas, procedimiento que lo dejó medio seco. Punto a favor por el café capuchino, que denotaba una espuma cremosa, como a mí me gusta.
Eso sin contar con una copa de vino de varietal merlot, un sabor que se mostró como un acompañante discreto para la comida que se mostró de gran factura.
Pero, ¿dónde quedó el anarquismo?
Siguiendo los consejos de Fernando Pessoa en El banquero anarquista, no hay mejor manera de reventar a los opulentos es simplemente ponerse a su lado y fumar el mismo habano. Y así lo hice. Mientras comía vestido con mis garras de trabajo (jeans, camisa de algodón de cuadros, morral, zapatos mineros) me metí y me senté a mis anchas entre ellos, escuchándolos hablar de inversiones y desarrollos inmobiliarios.
Afortunadamente no me negaron la entrada y me sirvieron con gran amabilidad, pero a través de los espejos pude ver cómo se me quedaban mirando algunos comensales con el rabillo del ojo. Se que a lo mejor no se va a caer el sistema con lo que hice, pero siempre me queda el consuelo de haber logrado meterme en donde al menos hace dos décadas, ni siquiera hubiera podido meter el pie.
¿Por qué creen que es mejor la globalización?
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