Una chica que conocí cuando era estudiante de preparatoria. Era una chica linda, de esas bellezas de barrio, simples pero entrañables. Aunque como buen adolescente estuve enamorado de ella un par de semanas, quizá fue la primera persona con quien aprecié más la amistad que cualquier sueño amoroso.
Curiosamente, tal sentimiento emergió en mi misterioso sueño, aderezado con el detalle de que durante la trama, ella estaba embarazada y por casarse con un tipo que no tengo entendido bien por qué no lo quería. Yo, como buen periodista (je je) seguía mi camino y dejaba que ella se metiera derechito en el matrimonio impostado con el tipo ese. La cosa culminaba en una suerte de cuarto de azotea donde... no, no es lo que se piensa; el cuarto de azotea donde le digo que siga su camino mientras yo me clavo en mi vida cotidiana.
Ella se queda llorando. Yo me despierto.
Quizá algo tuvo que ver el documental sobre el neorrealismo italiano con Martin Scorcese que vi anoche.
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