ULTIMAS VACACIONES

Hoy es probablemente el último día que tendré el privilegio de descansar en mi casita. El resto de los días venideros tendré que salir al mundo a perseguir las notas y la chuleta. No me molesta, bueno, quizá hasta el momento de pensar que por qué carajos tuvo que ser hasta esta semana que se desatara el frío de perros.

Lo único que me consuela es que tengo el calefactor al lado, con potencia baja, pero lo suficientemente alta para que no me congele esta noche. En fin, la cosa es que Oja Mariko señala que me nota triste y ausente.

No me había percatado de ello.

Quizá el asunto tenga que ver con el fin de las vacaciones, o quizá con que mis últimos encuentros con seres humanos en la calle han sido descorazonadores. Quizá es un poco de nostalgia mezclada con los borrones de algunas letras de mi cuaderno de notas. Quizá también tiene que ver un poco con saber que este año se cumple una década de que me gradué de la universidad. No tengo idea si ha sido un tiempo bien o mal empleado. Quizá lo que me ensimisma es que estas fechas están llenas de hipocresías que terminan mal.

O quizá es que la lectura viciosa de Yukio Mishima le pone a uno en las manos una espada desenfundada para que la empuñe y la lance hacia la realidad. Mala cosa, considerando que Mishima se mató de una manera espantosa metiéndose la espada por la panza y luego semidecapitado por uno de sus discípulos en un episodio entre grotesco y vergonzoso.

En fin, la cosa es que el jardín del vecino siempre es más verde que el propio.

Por cierto, recibo un mensaje espectral de mi pasado lejano. Si tan sólo hubiera sido una persona diferente en aquel entonces, quizá la vida estaría con menos momentos bajoneros como este, pero con menos momentos emocionantes como los que espero que me esperen este año.