Wednesday, June 25, 2008

HACER EJERCICIO... DE NUEVO

Lo había dejado porque la bicicleta fija se descompuso, pero juego de que me echaran una mano, creo que ya quedó bien. Lo que me encanta de ponerme a hacer ejercicio es que luego luego comienzo a dormir más.

Por ejemplo ahorita. Me estoy cayendo de sueño.

Jaja.

Sunday, June 22, 2008

UN POEMA...

Ah, Salvador Novo. La primera vez que lo leí me pareció un tipo más bien pedante, cuya literatura de pasillos de ricos y famosos de mediados del siglo XX no merecía más que que el desprecio por lambiscón y vano.

Sin embargo, vino la suerte a ponerme un ejemplar de La estatua de sal, frente a mis ojos en la biblioteca de la universidad donde estudié. Qué diferencia. Un tipo escribiendo desparpajadamente sobre su homosexualidad quizá en la época de mayor machismo bravío de nuestro país posrevolucionario y con humor de sanitario narraba su vida cazando ligues casi en cualquier parte y con cualquier persona.

Y hete aquí que les dejo un poema al respecto, que me desternilló de risa, de cinismo después y finalmente de reflexión sobre la vanidad de la profesión y sus placeres.

Escribir porque sí, por ver si acaso
se hace un soneto más que nada valga
para matar el tiempo, y porque salga
una obligada consonante al paso

Porque yo fui escritor, y éste es el caso
que era tan flaco como una perra galga
creciome la papada como nalga
vasto de carne y talento escaso.

¡Qué le vamos a hacer! Ganar dinero
y que la gente nunca se entrometa
en ver si se lo cedes a tu cuero.

Un escritor genial, un gran poeta
Desde los tiempos del Señor Madero
es tanto como hacerse la puñeta.

Saturday, June 21, 2008

12 MUERTOS, LO USUAL

Es el saldo hasta el momento tras lo ocurrido en un antro en la Ciudad de México; uno de esos negocios que viven de vender tragos baratos a adolescentes preparatorianos (y uno que otro colado de secundaria) por debajo de la ley, sorteando amparos, lubricando manos de inspectores y otros funcionarios menores.

No son algo anómalo en una ciudad que oficialmente dejó de otorgar permisos para cantinas hace décadas en la idea de crear una ciudad más "sana". Tradicionalmente ha sido así. El sector entretenimiento siempre vive en una zona gris que en ocasiones la pone en la picota de la ley cuando no se pagan las cuotas requeridas o cuando alguna fuerza coyuntural abre la puerta a los operativos.

Es la época del fin de cursos, por supuesto. Mucha gente quiere festejar. Hay que celebrar la vida, como siempre ha sido cuando tienes menos de 20 años, con un dejo de desafío por tomar una chela (y por qué no, quizá algo más) y aprovechar el escaso dinero del que se dispone cuando lo único que tienes es el estipendio semanal, o quincenal o mensual.

No hay muchas imágenes aún. Pero el local es típico: quizá una casa o una pequeña bodega, habilitados como antro de ocasión. Ni siquiera se necesita infraestructura complicada. una barra, refrigeradores, un poco de luces, pintura y ya está. Que entren los que quepan y algunos más.

En fin. Un operativo como muchos. Confusión, un mensaje del dueño del lugar. Chavos que no se sienten en la necesidad o el gusto de pasar la noche explicando las cosas a sus papás en la delegación.

Todos a correr. Pero sin llegar lejos.

Un pasillo - escalera demasiado estrecho. Más confusión, me supongo que gritos ahogados por la multitud que murmulla, platiga y festeja la anécdota con el sonido ambiental cortado.

La policía (que hizo su arribo en un estilo estrepitoso propio de quien sabe de antemano tener toda la ventaja) se da cuenta de que la cosa se le ha salido de control y que su llegada creó una situación inesperada, pero es demasiado tarde, la turba se mueve impetuosa (al fin y al cabo la fiesta sigue, ¿o no?).

El resultado tendrá días en los titulares de los periódicos.

Pero puedo adelantar mi pronóstico.

- El dueño cargará con los muertos (si es que realmente es quien dice ser y si realmente lo atrapan).

- Las autoridades policiales capitalinas no asumirán responsabilidad alguna y dirán que sus muertos demuestran las buenas intenciones de la autoridad.

- Las autoridades delegacionales dirán que todo el papeleo era correcto (pero a las calladas correrán a quienes se dejaron untar la mano para reaparecer algún día en otra parte).

- El año que entra volverá la fiesta y los adolescentes y los antros a servir tragos. Con suerte nada de esto se repetirá.

... pero sólo será cuestión de suerte.

Sunday, June 15, 2008

RETOMANDO EL RITMO

Si existe algo difícil en este negocio es retornar a la normalidad. Devolver a la chamba los patrones de la normalidad. Apenas antier viernes pude regresar a mi rutina de todos los días, pero es una labor de lo más compleja.

Regresando a las normalidades de la existencia, a estas horas me imagino que algunos de mis amigos se encuentran festejando y emborrachándose lúdicamente en el regreso de los tiempos perdidos. Así debería suceder siempre, pero definitivamente ya nuestros hígados, nuestros tobillos y nuestras neuronas ya no son las mismas. Pero de cualquier modo, desde aquí, les deseo lo mejor.

Pero pasando a cosas más agradables.

Me agradaron los souvenirs que me traje de Alemania, un libro impresionante de Haruki Murakami que estaba buscando por varios países y sobre todo... ¡un paquete de libretas Moleskine!, inconseguibles en México desde que al Fondo de Cultura Económica se le acabaron las que seguramente traía en el único contenedor que se le ocurrió comprar a finales del año pasado. Y no me pueden acusar de malinchista. Yo las busqué por cielo mar y tierra para no encontrarlas con un carajo en este cielo chilango.

Yo creo que si algo salvará a la literatura y al cine en el mundo por venir será, ni más ni menos que la intervención de Asia. Cuando las artes norteamericanas desfallecen agónicas tras una mar de remordimientos, miedos y presiones políticas, Asia tiene las pelotas suficientes para hacer películas brutales como Death or Alive, Oldboy; escribir novelas angulares como Goodbye Tsugumi o Norwegian Woods; todo con una humildad que se ve ausente en las pretenciosas obras occidentales que he leído últimamente. Es una desgracia que me haya tenido que refugiar en las obras del pasado, en diarios como los de Tolstoi, o el de Borges mantenido por Bioy Cazares.

Sólo Kurt Vonnegut se salva de la vorágine gracias a Matadero Cinco y Cat's Craddle.

Saturday, June 14, 2008

BERLINETAS

Mientras sobrellevo conmigo las 11 horas de vuelo entre Frankfurt y México me pongo a pensar en que es la primera vez en mi vida que me subo a un Boeing 747 Jumbo. Es un enorme animal y cuesta trabajo pensar que puede elevarse por el aire de una forma tan grácil y que la competenca ya está trabajando en un reemplazo aún más voluminoso.

Pero bueno, después de pasarme unos días en Berlín es que puedo pensar con tranquilidad (como casi siempre trato de hacerlo) referente a las cosas que he vivido y por las que he pasado.

- Caminando por la puerta de Brandemburgo no puedo dejar de pensar en hace apenas un par de décadas ese lugar era tierra de nadie, rodeado por el muro de la ciudad y resguardado como si de una fortaleza se tratara. Justo ahora recuerdo que la primera noticia de mi vida de la que tengo referencia fue justamente esa, la caída del Muro de Berlín, un muro del que ahora sólo quedan unas piezas sueltas y una linea trazada en el piso de algunas calles de la ciudad.

- Los inmigrantes. No me hubiera dado cuenta de que existían hasta que en la noche salieron miles de ellos a festejar el triunfo contra Suiza con las banderas rojas de la luna creciente y la estrella. No podría dar ni siquiera el más somero de los veredictos, pero creo que Alemania, pese a su pasado terrible y triste es uno de los países que mejor ha podido integrar a sus inmigrantes, aunque claro, me imagino que no será la arcadia.

- La confianza. ¿Cómo explicar el desarrollo de Alemania? Lo único que me viene a la mente es la confianza de su sociedad en cada uno de sus miembros. El metro de la ciudad no tiene torniquetes de acceso, las bicicletas se dejan en la calle sin amarrarlas con cadenas y la gente camina despreocupada. Uno de los museos que visité advertía que estaba en la zona más sordida de la ciudad... ¡estaba a dos cuadras de mi hotel y no me había dado cuenta!

- La culpa: Pese a todo, Berlín es una ciudad que trata de olvidar. De olvidar su pasado socialista; de olvidar el haber sido sede de uno de los regímenes más brutales en la historia de la humanidad. El memorial al holocausto diseñado por Daniel Liebeskind reluce ante el tibio sol veraniego, pero definitivamente emite una ominosa aura, como si fuera la caja que contiene el mundo devastador de Hellraiser y que un día de estos podría abrirse desencadenando el horror. El edificio a medio pelar del Bundestag comunista que el gobierno berlinés no pudo derruir y que ahora intenta transformar en algo útil. Unas modestas cruces en el parque frente a la Puerta de Brandemburgo recuerdan a los caídos del muro de Berlín y denuncia que la ciudad no desea construir un memorial al respecto. Berlín quiere darle la vuelta a la página, o al libro entero

- La belleza. Se habla de la frialdad de los alemanes, pero con quienes me tocó interactuar son más afables que el mexicano promedio. Y a quien le gusten las rubias, ya sabe a donde dirigirse.

- La comida. En ese aspecto si puedo decir que me fallaron. Tuve que salir a la calle a comerme una salchicha, que por cierto estaba bastante decente. De las cervezas, recomiendo ampliamente Paulaner, lo más cercano a una cerveza alemana que podrán comprar en este lado del planeta. No es que mañana vaya a dejar de tomar Negra Modelo, pero creo que ya tenemos una marca mejor en el mercado.

- La distancia. Siempre existe esa posibilidad de elidirme de mi personalidad, de pensarme en los términos de una destrucción que tuvo lugar muchos años atrás. Un poco como Berlín, las cicatrices han sido reemplazadas por cosas mejores (este viaje, por ejemplo), pero de fondo queda la estrategia maestra: disparar sólo cuando es necesario, apuntar dos veces y no dejar espacio a otra cosa que no sea el escape de la devastación.

Friday, June 06, 2008

SOBRE BORGES

Sigo clavado leyendo ese opus magnum de Bioy Casares sobre sus comidas con Borges. De allí me salen curiosas reflexiones:

- O Buenos Aires era muy pequeña o los escritores vivían en la misma cuadra. Se vistan unos a otros varias veces a la semana, unos van a casa de otros a sacar sus perros a pasear.

- Pienso en mi mejor amigo (quien trabaja en un canal de televisión de día y se impone la casulla de rock star de noche). Pueden pasar meses antes de que nos veamos para comer porque aunque vivimos a unas colonias de distancia, nomás las chambas no empatan con nuestras agendas.

- Los clásicos son quienes nos salvarán al fin y al cabo de la vorágine de nuestro tiempo.

- Es cierto, el mal material se suicida a los pocos versos.

Curiosamente eso de la cercanía que me parece bien en Borges, me parece terrible cuando lo quieren replicar en la Ciudad. Recuerdo una novela de Guillermo Fadanelli, Lodo se llamaba. No me parecía mala narración, pero todo se fue abajo cuando comenzó a hablar de los marginados que vivían en la Condesa. Los únicos marginados que por allí pasan son quizá la gente de la basura. Esa pretensión podría deslumbrar a alguien que no conoce la Condesa pero en este caso simplemente fue una decepción.