Thursday, March 29, 2007

ABORTO: TODOS OPINAN, POCOS DECIDIRAN

Antes un poco de historia:

En México (como en la gran mayoría de las naciones occidentales) el tema del aborto es sumamente polémica, en la que se pueden gastar litros y litros de saliva, defendiendo por un lado la vida del embrión y por otro lado el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.

El gobierno del Distrito Federal se encuentra en el trance de aprobar una iniciativa para despenalizar el aborto en causales intrínsecas al desarrollo personal de la mujer. Como suele suceder han aparecido dos bandos bien diferenciados y bien hostiles entre sí: la izquierda por un lado defendiendo el derecho al aborto y por otro lado la iglesia y las organizaciones que le acompañan en su visión de que la vida, una vez creada, es inviolable y en pocas palabras, una mujer se tiene que joder dando a luz el producto de su vientre, deseado o no.

Y como pocos temas, todo mundo tiene una posición al respecto. Y yo creo que eso es totalmente válido. La democracia es justamente que todos (y no sólo los que nos dedicamos al periodismo o a hacer olas con la coyuntura del momento) podamos decir lo que pensamos.

Ahora bien, el nivel superior es que la democracia (al menos la democracia representativa donde habitamos) implica que las decisiones las toma un grupo de representantes de todos nosotros. Diputados, senadores y en el caso del Distrito Federal, asambleístas. Así las cosas, el partido que tiene más representantes es el que gana y lleva adelante sus propuestas. Simple y sencillo. Todo lo demás es lo que le dicen control de daños, quejidos y lamentos. Así es la democracia y, así como van las cosas, la despenalización del aborto será una realidad en pocos días.

Irónicamente, en este caso justamente, muchas de las voces que claman por la democracia de mano alzada, que desconfían de las instituciones electorales y que propugnan por una democracia ejercida en plazas públicas y en mítines; todas esas voces, misteriosamente callan y se muestran repentinamente confiadas en los organismos que la democracia (imperfecta y para muchos espuria) dispone para el debate y las decisiones.

¿Por qué? Sencillo. Nuestro país sigue siendo una nación conservadora en esta clase de asuntos y saben que en una plaza pública, los pro choice (usé la palabra en inglés para aligerar la carga emotiva de decir pro abortistas) llevan la de perder, aunque la ciencia y la razón les asistan porque la religión (y que conste que no dije la Iglesia) ejerce una influencia superior a la de los partidos políticos y de los estudiosos. Ikram Antaki, una gran divulgadora de la ciencia política en nuestro país (lamentabilísimamente fallecida antes de tiempo), decía que en general las naciones tienen una ambivalencia hacia la democracia: por un lado la reconocen como el medio más conveniente para dirimir los asuntos públicos, pero también la viven con el temor de que la masa tome decisiones emotivas, irracionales que conduzcan a diversos abismos.

La izquierda sabe (como lo sabía el Peje) que si se le deja la decisión sobre el aborto a la gente, simplemente la rechazarán. Por eso es que han sido escrupulosos en seguir y defender las instituciones democráticas para tomar la decisión de despenalizar el aborto y otras decisiones como la creación de las sociedades de convivencia.

Cualquier persona más o menos leida y escribida sabe que lo del aborto es un asunto donde las mujeres tienen la primera voz, pero han sido menos visibles en este debate. Y que además, el aborto es un asunto, antes que nada, de salud pública, antes que de moral, religión o creencias.

Yo apoyo el acceso de las mujeres al aborto. ¿Y tú?

TEQUILA MACHISTA
Y no me refiero a los panistas. Me refiero a la telenovela de las 10 de la noche (titulada Destilando Amor) en el canal 2 de la Ciudad de México. Me impresiona que justo en un tiempo donde se hacen campañas para evitar la violencia contra las mujeres (y que incluso se están elaborando legislaciones para protegerlas), tenemos en la novela de marras como protagonista a un energúmeno que se la pasa aventando cosas, gritándole a las mujeres y tratando por todos los medios de hacerse con el dominio de una fémina que ya le dijo que con ella no cuente.

Mejor aún, las mujeres son tratadas como meras imbéciles que se pasan el tiempo tramando sibilinos complots para que la mujer protagonista (que de ser campesina pasó en un par de meses a ejecutiva de la empresa del macho éste) se aleje del energúmeno para que otra (una guera con una peluca que ya quisieran varias travestis) sea la receptora de las violentas caricias del protagonista.

Sé que es una ficcionalización pero me llama la atención que los guionistas insistan con el estereotipo del hombre irracional y violento con el que todas las mujeres quieren por su aplomo de hombre de verdad. ¿Qué no habíamos quedado con que el hombre debe abandonar esas poses de gran madreador (así sea emocional) para dar paso a una masculinidad más sensible y colaborativa?

Y señoras feministas, me temo que esto es un tema donde deberían echar mano.

Sunday, March 25, 2007

LA ESTRATEGIA DE MARCELO

Un compa boliviano que conocí el pasado viernes en el examen de maestría de un amigo (felicidades Omar) me preguntaba lo que opinaba de las acciones de Marcelo Ebrard acerca de las expropiaciones y desaolojos que había ordenado en predios del barrio de Tepito y de la zona de Iztapalapa, así como la promesa de desalojar vendedores del centro.

Más o menos esto fue lo que le dije:

Quizá la gran lección de lo sucedido el año pasado con las disputadas elecciones y el pleito poselectoral posterior fue que, para efectos prácticos quien quiera ser presidente de México necesita el voto de la clase media. Lo sucedido con el Peje demuestra que bien se puede ganar a las capas económicamente menos favorecidas de la ciudadanía, pero que el apoyo decisivo proviene de esa otra rebanada de la población llamada clase media que otorga su aval y permite el gobierno terso y sin oposición.

Las iniciativas llevadas a cabo por los gobiernos capitalinos tuvieron como eje el ganar el favor de la población con menos recursos a través de acciones como subsidios directos a personas de la tercera edad y madres solteras, la creación de universidades y preparatorias, así como el mantener los precios de algunos satisfactores como el transporte público baratos.

Pero la clase media busca otro tipo de satisfactores. Antes que nada, busca seguridad. Siento el jamón del sandwich que comprime por un lado a los ricos bien protegidos y a unas clases populares provistas de subsidios, la clase media le pide al estado que la delincuencia no se cebe sobre ellos en forma de secuestros, robos y demás formas de desorden público.

Sabiendo esto, Marcelo Ebrard ha tomado decisiones impactantes en las cuestiones de seguridad en la urbe. Veo en ello dos objetivos: primero quitarse de encima los antecedentes negativos que lo ubicaron como una persona laxa con el crimen, específicamente a partir de los lamentables linchamientos de policías federales en la zona de Tláhuac. Segundo es posicionarse ante la clase media como una opción seria de gobierno, veladamente alejado de la posición de Andrés Manuel López Obrador, quien ante la inseguridad proponía algo así como que primero cambiar el sistema económico y esperar a que el crimen disminuyera sin hacer mucho mientras tanto.

Pero hay un punto más. Se ha dado cuenta de que la clase media posee una agenda social más sofisticada y progresiva que las clases populares. Por ello, Marcelo apoya de manera decidida la despenalización del aborto y las sociedades de convivencia, algo que el Peje definitivamente nunca quiso abordar durante su gobierno; porque sabía que a las clases populares ni les interesa el asunto y si les interesa es para oponerse.

Así las cosas, poco a poco, casi casi de manera accidental, Marcelo Ebrard, con el pragmatismo que le caracteriza está comenzando a cimentar su propuesta para ganarse la clase media que no le dió su aprobación última al Peje apenas un verano atrás.

TRIPLE PLAY... ¿Y STRIKE?

Hoy sucedió algo que podría denominar como curioso. Ya desde hace algunos días el servicio de Cablevisión (que me surte de televisión de paga) registraba conductas raras: de repente el decodificador ya no emitía imagen y se quedaba en pantalla negra.

El acabose ocurrió el día de hoy cuando a eso de las 8 de la noche el servicio simplemente se desvaneció. Llamé al teléfono de servicio a los suscriptores y después de 13 minutos de espera, una voz humana me respondió. Le informé de la caída del servicio y... silencio... sonido de teclados operando y....

– Me informan que hay una suspensión general del servicio en su zona
– ¿Sabe a qué hora será restablecido el servicio?
– No lo sabemos.
– Muchas gracias
(FADE OUT: colgando el teléfono. Sonido de mentadas de madre)

Afortunadamente el servicio regresó aproximadamente un par de horas más tarde (luego de haberme perdido el maratón semanal de Robotech), pero me quedé pensando un poco. Si yo tuviera contratado con Cablevisión todos mis servicios de telecomunicaciones. ¿Qué habría pasado? Me habría quedado sin televisión, sin Internet y sin teléfono hasta quién sabe cuando. La salida hubiera sido emplear mi teléfono celular y gastarme aproximadamente 40 pesos por el tiempo aire en la llamada para quejarme de la falta de servicio.

Paralelamente, hace un par de meses me tocó entrevistar a un científico mexicano que trabaja en la Universidad de Stanford. En el transcurso de la llamada, esta se cortó. Volví a marcar y mi interlocutor me informó apenado, que en su casa (en Silicon Valley) se les había ido la luz y que su teléfono se había cortado. Acto seguido se disculpó diciendo que la compañía de luz había informado al vecindario que habría un corte de suministro con una semana de anticipación, pero que el (como buen científico) se le había olvidado hasta el momento del corte de energía.

Finalmente, me enteré de boca de un analista de la industria de telecomunicaciones que Cablevisión ha tenido retrasos en implantar el triple play en su red. Me pongo a pensar si las empresas mexicanas de telecomunicaciones estarán listas realmente para ofrecer un servicio que esté a la altura de los requerimientosreales del triple play (en cuestion de confiabilidad y continuidad en el servicio). Con lo pesimista que soy, creo que eso del triple play llegará como los plátanos al mercado... es decir, verde.

Friday, March 23, 2007

POR CIERTO, SOY PERIODISTA

La verdad, me sentía un poco deprimido. La carga de trabajo ha sido muy intensa y como fruto me siento cansado.

Como suele suceder tras una muy intensa sesión laboral, la energía se va perdiendo y de pronto uno siente que ya no sabe ni de qué está hecha la mesa sobre la que uno trabaja.

Afortunadamente, en un trayecto del metro me puse a leer un libro: The magazine article: how to think it, plan it, write it; escrito por Peter P. Jacobi.

Muy buen libro, ya que además de las recomendaciones para escribir mejores artículos de revista. El libro me recordó que mi trabajo está lleno de recovecos y vericuetos, de complejidades y perplejidades; de deliciosos retos y difíciles pruebas en esto de la arena de las letras.

En resumen, me acordé que este es un trabajo que me encanta y de paso, sirvió para recordarme algunos temas que tenía en el cajón y que creo que es buen momento para sacar a orear, aprovechando la coyuntura.

SANDBOX: EURODREAMS
No, I'm not talking about some electrodance new album. I'm talking about the experiment begun 50 years ago when some european nations emerging from a devastating war decided to jpin forces and ease off the difficulties involved into the steel and coal trade inside Europe.

Half a century later, European Union has become the biggest experiment of economical and social engineering ever created, driving more that 30 countries into one economical system, one set of rules one flag and maybe on the foreseeable future one army and one political system.

In America (Mexico included) that anniversary passed almost completely ignored. Some voices inside Mexico believe that we shoud follow the steps taken in Europe and search for some kind of union with USa and Canada. Some have called that utopia (for some, a distopia) as Mexamerica or Nafta +. I dunno if something like that could be possible, not during this decade, but even during the first half of the century. Our societies have some profound differences in cultural, economical and social issues that will take a few decades to vanish enough and try to get the integration.

But the facts are here. USA and Canada have gotten a close kind of union. Mexico will have it too, only because one third (sort of 30 million people) of mexican population lives there. Some see it as a nightmare... I just call it the future.

Monday, March 19, 2007

SEXO CON ROBOTS... PROBABLEMENTE SI

Leo con atención un artículo algo viejo de The Economist, donde un tal Henrik Christensen menciona que para el inicio de la próxima década, los seres humanos estaremos teniendo relaciones sexuales con robots, lo cual atraerá cuestionamientos éticos sobre la forma en la que interactuamos con la tecnología.

Aparentemente esto le sonará extraño y hasta un poco indecente a mucha gente. Sobre todo porque las imágenes que la ciencia ficción nos ha regalado de los robots no son muy seductoras que digamos. Salvo la enigmática María de la película Metropolis y la bella Priss de Blade Runner, los robots suelen ser objetos metálicos, quizá muy útiles para combatir en guerras o para construir cosas... pero poco sexis, y a decir verdad, nada atrayentes para meter nuestros apéndices reproductivos.

¿Alguien querría encuerarse frente al T-1000 o a C3PO?

Sin embargo, pensando un poco más en el asunto, creo que la humanidad, a quererlo o no, ya está preparada mentalmente para dar un paso así. Las muñecas inflables dan el mejor testimonio de que el sexo sin interlocutores no es problema alguno desde el punto de vista del usuario. En una época donde el VIH, el VPH (virus del papiloma humano, pues) y el estado mental que nos hace temer de cualquier contacto humano (sea en la oficina por miedo de acosar o ser acosado sexualmente, sea en algún entorno social por temor a ser víctima de algún delincuente sexual o de los comunes, y en todo lugar el terror a caer en alguna celada violenta y chantajista) nos orilla cotidiadamente a echar mano de acciones como el cibersexo y el ligue virtual con el fin de paliar las carencias afectivasy eróticas que se han vuelto moneda común en esta sociedad tecnologizada.

Sin embargo, la cosa no será fácil y echar mano de máquinas semiconscientes para tener relaciones sexuales tendrá consecuencias. Por principio de cuentas, las máquinas pueden desarrollar fuerzas mecánicas muy superiores a la que poseen los seres humanos. Así que, algún fanático del sexo rudo con máquinas bien podría terminar masacrado a manos de su máquina del placer, por lo que su diseño y mecanismos de control deberán asegurar el mayor placer con el mínimo daño. Esto sin contar las nefastas consecuencias de disponer tecnología que nos haga más llevadera la vida en soledad, sacándonos de la circulación social.

Peor aún, en un mundo donde los seres humanos tienden a aislarse de su entorno (desde el uso masivo del iPod hasta el surgimiento de condominios horizontales y demás formas de vida sin contacto con los demás) harán que mucha gente prefiera tener en el armario un robot que convivir con una pareja humana con la cual se pueden tener sexo... pero también demandas económicas, afectivas, amén de problemas cotidianos como los ronquidos o escasos hábitos de higiene... y mucho me temo que de verdad habrá quien esté dispuesto a pagar el precio. Una vieja historia pero con una

Así que, cuando lleguen los primeros robots eróticos a los estantes (y seguramente a precios poco accesibles), que nadie se extrañe de hallar en la fila de compradores a vecinos, amigos, familiares... y probablemente a uno mismo.

Saturday, March 17, 2007

BUSH, UNIONES GAY... Y LO QUE SE ACUMULO EN LA SEMANA

Pues bien, una vez más la tormenta laboral se me vino encima. Interesante porque ha sido una de las semanas más movidas en lo que va del año. Así que vamos por partes.

VISITOR B
Existe una película japonesa de un director bastante extraño (y para algunos bastante enfermo) llamado Takashi Miike, llamada Visitor Q, donde un hombre frustrado por no lograr sus sueños se lanza a la tarea de videofilmar su desgraciada vida... o algo así. El asunto es que GWB (me da hueva escribir la cosa completa) vino a México, comió comida típica, se subió a unas pirámides; se relajó el muchacho. Para acto seguido largarse a su tierra.

En realidad (y todos lo sabíamos) esta reunión no tenía ni un propósito específico (más que presentar a dos presidentes y que compartieran el panucho y el licor de anís con miel) ni un resultado previsible. Sirvió para que el presidente Felipe Calderón pusiera cara de serio y pudiera decir que México no se alinea con Estados Unidos, ni con Venezuela... pero que por favor, nos den chance de pasar a cortarles el pasto. Nada inédito.

Quizá lo único que se puede decir es que estas (y en general casi cualquier reunión de jefes de estado) se está volviendo un dolor de cabeza para los países anfitriones. Los despliegues de seguridad se asemejan cada vez más a tomas "manu militari", sin contar las tremendas molestias que acarrea la llegada de contingentes altermundistas donde lo mismo se mezclan fanáticos de la redención espiritual que anarquistas puros y duros que lo que van a hacer es tratar de romper todo lo que huela a trasnacional, aunque lo único trasnacional en muchos de esos establecimientos sea el nombre.

Lo peor (y en esto me uno a las quejas generales), es que estas reuniones (así como cualquier reunión del Grupo de Río, del Grupo de los 3, del Movimiento de los No Alineados, de la OCDE, del FMI, del BM y de cualquier convención pagada con dineros de contribuyentes) no acarrean más que altas facturas que van desde los guaruras hasta los recuerditos que las primeras damas adquieren candorosamente de aborígenes debidamente aleccionadas. Por favor, ¿alguien puede informarles a los jefes de estado que ya existen videoconferencias, Skype, correo electrónico, fax, teléfono y hasta correo postal?

Gracias

UNIONES GAY: POR ASALTO AL COTIDIANO CIELO
Desde que uno de los cantantes de RBD (un tal Christian, me parece) salió del closet acicateado por la revelación de fotografías de una boda que habría sostenido en Canadá, tenía ganas de hablar de este tema. Más cuando apenas hace unas horas la primera ceremonia de formalización de una unión de convivencia (un protomatrimonio, pues) entre dos personas del mismo sexo se llevó a cabo en el Distrito Federal.

Hay que decirlo, México es un país que en términos de moral, parece por momentos detenido en algún momento de la década de 1950, y no por la moral, sino por la hipocresía. En un mundo donde las telecomunicaciones hacen posible cualquier tipo de polígono amoroso, affair, relación sexual y todas las variantes posibles, seguimos albergando en la superficie la idea de que las mujeres deben casarse de blanco y los hombre, machos como ellos solos, deben comportarse como buen padre mexicano, es decir distantes, condimentando la lejanía con episodios ocasionales de violencia. Faltaba más chingao.

Las voces que dicen que estas nuevas uniones civiles atentan contra esa cosa nebulosa llamada valores (que dicho sea de paso son formados en la esfera personalísima de cada individuo) son, muy probablemente, las mismas voces que de día promueven la castidad y la contención ante los vicios y de noche llaman temblorosos desde cuartos de hoteles de paso para pedir les sea surtida su ración de chicas y chicos escort para retozar en el anominato.

Esas voces que hablan de la ininmutabilidad del matrimonio (u adjetivos semejantes) y se refugian en vericuetos morales y religiosos (que además obligan su cumplimiento a no creyentes, agnósticos y practicantes de otras fes) son las que fomentan la ignorancia sobre el mundo bajo el pretexto de la protección de las mentes inocentes; ignorancia que con el tiempo (como dice el maestro Fernando Savater) se convierte en fermento de odios al diferente. Al gay, pero también al extranjero, al indígena y al anciano, pues resulta que los mexicanos nos sentimos incómodos hasta con los extranjeros que se supone tanto admiramos.

O acaso, ¿te gustaría tener una familia de vietnamitas como vecinos?, ¿qué tal una pareja de salvadoreños?, mejor aún, ¿un grupo de mojados afganos?

Esas voces (que se hacen portavoces de lo eterno) son las que no dudan en emplear la violencia contra sus parejas y contra sus hijos argumentando el sacrosanto derecho a la privacidad del hogar familiar (privacidad que le niegan a quienes no son como ellos). Yo los ví, durante la mitad de mi vida estudié en escuelas católicas y los conocí: a sus hijos y a sus padres.

Y finalmente, hasta donde yo se, no hacen descuentos en los impuestos por tener preferencias sexuales heterodoxas en abono de los derechos inejercible (como es la unión de pareja). Así que, ¿por qué negar a todos el derecho de cultivar su propio cielo y su propio purgatorio? Al fin y al cabo la libertad es una y es para todos. Ese sí que es un valor universal. Lo demás son tratar de pintar la piña de manzana.

Felicidades a los unidos... y que la cotidianidad no los separe.

KSM: YO EL PEOR DE TODOS
Pues bien, el pájaro cantó. KSM (mejor conocido como Khalid Sheikh Mohammed) desde las profundidades de la cárcel de Guantánamo confesó ser la mente detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001... y de una increíble lista de 31 acciones terroristas contra occidente que van desde los mencionados atentados, pasando por la Operación Bojinka (que consistió en intentar volar en vuelo una docena de aviones con rumbo a los Estados Unidos), intentos de destruir centrales nucleares, un intento de asesinato del Papa Juan Pablo II en Filipinas, destruir barcos en el Golfo Pérsico... y del asesinato del periodista Daniel Pearl (asesinado y decapitado en video).

Esto suena muy revelador... quizá tanto que nadie lo cree.

Un hombre sometido a los rigores de la cárcel de máxima seguridad de Guantánamo que confiesa de un día a otro ser el responsable de casi cualquier acto terrorista desde la década de 1990 es algo improbable. No porque el hombre sea incapaz de planear algo así... sino que pondría de manifiesto la inmensa capacidad de los terroristas para recuperarse de haber perdido una mente maestra de tan gran calado. Peor aún, lo que salga de la boca de KSM seguramente pasó por las manos de todo el aparato de inteligencia gringo, lo que le quita... espontaneidad, a la confesión.

En fin. Si de algo les sirvió la confesión a los americanos. Espero les sirva para detener la violencia que les viene encima, nomás en Iraq.

Sunday, March 11, 2007

HOMENAJE A ROBOTECH

Haciendo un paréntesis en los debarayes sentimentales con los que me he enfrascado en los ultimos días, quisiera hacer una confesión de mi más profunda niñez: Robotech cambió mi vida.

Hace unos días me enteré de que la serie de Robotech se está pasando por cable (canal Retro, 200 de Cablevisión en la Ciudad de México) remasterizada y semirestaurada. Por ello esta noche me preparé en un receso de mi tormenta laboral de fin de semana (disculpen muchachos, ya no llegué al Negro José) y con un tazón de palomitas me puse a ver los primeros capítulos de la saga. Debo aclarar que la serie es original de 1985 y calculo que la vi por primera vez en 1988 cuando llegó a la programación del canal 5 en las tardes y un servidor tenía 12 años de edad.

Hasta ese entonces, aunque era un asiduo consumidor de caricaturas (especialmente a Bugs Bunny junto son sus especiales de música clásica) y las animaciones de cajón de Disney, así como algunas caricaturas del país del sol naciente: Candy Candy (sí, lo admito, algunas veces me puse a llorar con las desventuras de la guerita en el hogar de Poni) y otra cuyo nombre no recuerdo, pero en cuya trama participaban dos personajes llamados Ken y Genio, este último un obseso de las hamburguesas sin pan.

En esas andábamos cuando llegó Robotech. Era simplemente abrumador: la tercera guerra mundial, una nave espacial de un kilómetro de longitud, una raza de alienígenas de 10 metros de alto, aviones que se transformaban en robots, una isla teletransportada, una flota de miles de naves espaciales de combate, misiles que se lanzaban en todas direcciones… todo eso nomás en el primer capítulo.

Para la mente de un niño, todas esas cosas a la vez eran inimaginables. Pero había más. Un chico enamorado de dos chicas a la vez. El mismo chico enamorado de una mujer mayor. Una pareja interracial (cosa que ni siquiera he llegado a volver ver en la televisión nunca más) y varias parejas interespecie (no se espanten, no salió nada de cuatro patas) con todo e hijos. Un capitán que comete severos errores que le cuestan la vida a cientos y miles de personas. Activismo antibélico. ¡Desnudos! Una especie de incesto en segundo grado (un primo enamorado de su prima). Ingeniería genética. Videojuegos. Terraformación. La destrucción del planeta Tierra por una flota de más de 4 millones de naves, un megacañon láser de 5 kilómetros de ancho y una canción que cambia el curso de una guerra.

Me supongo que los responsables del Canal 5 no tenían mucha idea de lo que estaban transmitiendo en su barra de la tarde ya que la historia, además de su alto grado de complejidad, tenía a su favor las herramientas de la animación japonesa, por lo que las batallas aparecían en todo su veloz esplendor, las naves de combate se transformaban en cuestión de segundos en robots y en batallas llenas de destellos y de misiles de racimo en la velocidad ruidosa (e imposible, ahora lo sé) del espacio exterior.

Me quedé enamorado de la serie.

Y me enamoré de Lisa Hayes (y su cabello anaranjado en dos megarizos). Toda mi infancia pedí infructuosamente que me regalaran un Varitech de combate. Me emocioné cuando Rick Hunter estuvo a punto de besar a Minmei. Me puse a llorar con la muerte de Roy Fokker. Me enternecí con el nacimiento de la hija de Max Sterling y Miriya Falina y hasta hoy es que no he podido olvidar la última secuencia de la primera parte de la serie. Pinche Rick... ¿por qué no te quedaste con Lisa?

Mi fascinación con la serie me persiguió muchos años más tarde. Las primeras cosas que bajé de Internet (de un servidor ftp sueco a través de una terminal Unix) fueron imágenes de Macross (la versión original y japonesa de Robotech) y de la nave SDF-1. Allí fue donde me enteré de la realidad de Robotech, que era el pastiche de tres series japonesas que no tenían nada que ver entre sí y que por la filibustería de la empresa gringa poseedora de los derechos fue que se pegaron bajo el mismo nombre (los primores que conté sucedían en la primera parte de la serie) por lo que la serie después de un apoteósico primer segmento, desvariaba la trama en la segunda parte y se terminaba de deformar en una tercera parte sin pies ni cabeza que concluía de forma anticlimática con una especie de rizo rizado que no llegaba a ninguna parte y dejó a los teleespectadores tristes y enojados pero… ¿a quién reclamarle?

Pero el amor no decayó con los años y como sucede con los amores verdaderos, dejó huellas. Cuando comencé a trabajar en el periodismo, decidí (entre otras razones) que si la tecnología era capaz de crear cosas tan monumentales como el universo Robotech, yo quería ser testigo y escribir sobre ello. Y aquí me tienen, casi dos décadas después viendo la misma serie. Debo admitir que temía que con el paso de los años, la serie me iba a decepcionar pues con la edad la ingenuidad queda atrás y uno comienza a buscar y encontrarle grietas a la pared.

Por supuesto que hay algo de ello: la serie tiene un doblaje que no es el original, la animación que me parecía impresionante ahora la veo acartonada y rústica, los colores están deslavados y por supuesto que la trama muestra las huellas de una edición de historia malhecha. Pero, ¿saben? La trama posee el mismo punch que cuando la ví por primera vez hace ya casi 20 años y ahora pienso que dicha trama tenía elementos que aún me parecen de avanzada… como el tratamiento de las relaciones amorosas como un algo complejo y nada feliz y las consecuencias del uso irresponsable de la tecnología.

Gracias Robotech por haberme dado las mejores horas de mi niñez.

Y para terminar, otro homenaje, pero cantado, para ooootra serie inmensa del imaginario infantil de un servidor. La Princesa de los Mil Años. Sólo diré que ver la serie de principio a fin me tomó 10 años de vida y joderle docenas de sábados a mis sufridos padres.

Sueño que sonriente vienes hasta mí,
tus largos cabellos brillan como el sol,
figura frágil.

Tus profundos ojos se posan en mí,
si son tan hermosos por qué tristes están,
dime tus penas…

La felicidad está en tu resplandor,
me hablas del amor que irradia de tu ser
y al viento con pasión,
quisiera gritar…

Eres la leyenda de la eterna juventud,
rayo de luz,
mi fantasía,
vuela sin temor…

Ven a mí,
que por mil años te amaré,
por favor,
princesa ven,
dame tu amor.

Ay Karlita… amor fugaz de secundaria.

Friday, March 09, 2007

MAS DEL PERIODISMO CIUDADANO

Ya picado en el tema del periodismo ciudadano, me puse a pensar en un trayecto de microbús si las expectativas del tal periodismo ciudadano tienen alguna perspectiva de volverse realidad. Y yo en el post pasado dije que sí. Lo sostengo. El periodismo ciudadano aquí está y sería imposible negarlo, pero creo que el tiempo se encargará de ponerlo en su justa dimensión.

Justamente estaba viendo en la televisión uno de estos debates entre periodistas (el programa llamado Tercer Grado), donde discutían las implicaciones legales de reformas al Código Penal (según recuerdo) que despenalizan los delitos de difamación, pero que ponen al periodista en el predicamento de verse obligado a revelar sus fuentes en caso de controversia legal (o eso fue lo que dijeron).

Aquí viene el dilema interesante: si los estos candidatos al periodismo ciudadano se les reconoce el status de tales (y eso ha generado ya disputas legales en los Estados Unidos), en algún momento uno u otro, alguno de dichos periodistas tendrá que enfrentar a los tribunales (como ya ha sucedido en países como Irán y Egipto) y quizá purgar algún tipo de condena, sea administrativa o penal (afortunadamente esa última ya quedó fuera del espectro en nuestro país).

Visto desde ese punto de vista, creo que algunos periodistas ciudadanos ya no se sientan tan animados para trabajar en esto, y no porque no estén en la capacidad, sino porque, como en cualquier trabajo (y no cesaré de decirlo), implica responsabilidades y consecuencias, que habrá que ver si están en condiciones de asumir. Que nadie diga que no se les advirtió.

EN BUSCA DE LA PAREJA IDEAL
Uno de mis mejores amigos (saludos Bob) me comenta que una de las amigas de la banda se encuentra en problemas existenciales. Entre risa y risa, una incómoda verdad se asoma. A mis 30 años de edad, no tengo la menor idea de la clase de pareja con la que quiero estar. Justamente hablando con una amiga mía hace un par de semanas, platicábamos que era triste estar en la mejor etapa de la vida, encerrados en una serie de dilemas existenciales que en teoría ni siquiera deberían plantearse.

En mi caso. Vivo de ejercer la letra. No me puedo quejar de lo que gano. En teoría debería de asumirme como una persona muy feliz. Pero de pareja nada. Después de años de complicadas relaciones que terminaron de una forma igualmente complicada (y nada satisfactoria) es que quedé exahusto emocionalmente y decidí que eso del amor podía tener sus aristas maravillosas, pero el costo (al menos en mi caso) no me justifica por el momento sumergirme en semejantes ríos de emociones.

Sin embargo, Bob dejó la pregunta abierta. ¿Qué clase de pareja quiero? Y como le respondí, la pregunta tenía un filo inesperado. Un macho mexicano diría que con una mujer voluptuosa, bastaría, pero la existencia me ha enseñado que algo así es una experiencia hasta cierto punto vacía. Por otro lado, buscar la inteligencia y buscar la versión mexicana de Angela Merkel resulta igual de complicado, primero para encontrar una mujer en esa textura y por otro lado, para poder lidiar con ella.

En fin, la cosa es que todavía tendré que pensar más en ese tema. Incluso un tema más profundo, ¿realmente necesito una compañera? Seguiremos informando.

SANDBOX: DIA DEL TACO FOR DUMMMIES
For the past days, in some blogs have appeared opinions and posts about some dark celebration in Mexico named Dia del Taco (to be celebrated next march 30th). Some of the citizens of this chaotic country are really surprised with that celebration, due to the fact that here we hadn’t have an official day to commemorate the most popular and traditional dish… until TV told us to have one.

In fact, all of this noise is caused by Televisa, the number one TV network, who’s airing some spots about that fictional celebration (as I said before, there have never been something called Día del Taco). Some think those spots have something to do with a new show or something like that. Others, like me, believe something worst: Televisa has invented some celebrations before like Día de la Secretaria, Día del Compadre, and recently Dia de la Familia, all of these, artificial and consumerist celebrarions with no other intention than forcing people to make gifts and buy trashy sfuff.

So, well. I’ll say it again: there’s never been a Dia del Taco. But TV will force us to celebrate it. Of course you’re free to get the tacos you like wherever you are and pay homage with you’re favorite style. But please, don’t go to Taco Bell, their products just sucks for any people eager to taste the real maize and stuff experience. Please support you’re local provider, somebody who may be from mexican background who will be able to serve you the true mexican experience.

Enjoy!

Monday, March 05, 2007

LA SOCIEDAD DE LOS PASAJEROS VIAJANTES

Es impresionante lo que hace la tecnología. Hace apenas unos cuantos años estaría con la mirada perdida en una sala de estar del aeropuerto de Nueva Yotk, esperando a que un improbable avión hiciera su aparición, pero lo que tenemos es a un tipo (es decir, yo) con una computadora portátil en las manos, escribiendo mis impresiones neyorquinas.

Quien lo dijera, hace algunos años me desvivía por existir de la mejor manera posible, añorando que llegara el momento de estar como ahora lo hago, como todo un ejecutivo en una sala internacional de espera, con una computadora en el regazo mientras veo pasar personajes de todas las naciones en la ciudad que siempre soñé acudir: Nueva York.

Pero hete aquí que me encuentro agotado, cansadísimo. Preocupado por el cerro de chamba que me persigue doquiera que vaya y con el que me acuesto y me levanto. Bueno. Si quiero vivir de ser periodista, evidentemete me tengo que pasar un buen tiempo haciendo lo que hago ahorita, viajando, conociendo y maravillándome de las cosas que la vida ha servido concederme… mientras pago el precio de tener la garganta adolorida y el espíritu algo abollado.

Escucho la rola de mi amigo. Con caemos o volamos. Es verdad. Desde el principio la vida ha sido así, apostar alto y esperar que los dados caigan a nuestro favor. Desnudaremos nuestros apegos.

Yo sólo me apego a mi propia persona, a lo que mala o buenamente he logrado amasar a lo largo de los últimos años. Me apego al amor que me tengo, a la presunción de que podremos llegar sanos y salvos al siguiente paso.

Caemos o volamos, como sabes. Hasta sentir el cielo en nuetros pies. Yo lo he sentido en estas horas vacías y profundamente seductoras de Nueva York, de esta vida mía de periodista y de ciudadano atrapado en medio de la nada.

DEL PERIODISMO COMO ACTIVIDAD CIUDADANA
Me ha llegado un correo electronico, proveniente de un entrañable compañeros en mis primeras chambas (mi querido CELC, un abrazo), quien me envía un artículo que sirve como cubitos de hielo en la taza rebosante de entusiasmo que ha despertado este asunto de la Web 2.0 (¿alguien sabe en realidad lo que significa este terminajo?).

Yo, que me dedico a esto del periodismo, he llegado a pensar que mi trabajo está llegando a su fin y que probablemente debería considerar dedicarme a otra cosa (¿qué tal un puesto de tacos?), a la luz de los millones de potenciales periodistas ciudadanos que sin quererlo están serruchando mi pescuezo.

Sin embargo, las cosas las reflexiono un poco más y me encuentro con que quizá mi cabeza la pueda salvar. Es más, que muy probablemente no esté (ni haya estado jamás) en peligro.

Charles Bukowski decía que el problema con este trabajo era que cualquier borracho con una máquina de escribir era un escritor en potencia, colocándose en la esfera de lo simbólico al mismo nivel que Ernest Hemingway, Lev Tolstoi o Riszard Kapuscinski. Sin embargo, como un científico me dijo una vez, aquello que es factible no significa que esté a la vuelta de la esquina

Ahora bien (y mientras me tomo un delicioso amaretto a 13 mil pies sobre el nivel del mar) pienso que el asunto de crear colaborativamente medios no es algo nuevo. De hecho, cuando estaba en la escuela preparatoria, una de nuestras obligaciones era hacer cada mes un periódico mural donde todos los estudiantes (al ritmo de un grupo por mes) les tocaba la ingrata tarea que participar. Como era de esperarse, los resultados solían depender de los esfuerzos de prefectos y coordinadores de grupo, quienes se encargaban de arrear a los siempre apáticos estudiantes.

Se supone que detrás de la idea del periodismo ciudadano se encuentra el hecho de que entre millones de cibernautas, siempre será posible que uno de ellos pueda estar más cerca de la noticia o tener un conocimiento mayor de la situación (muy probablemente por ser actores de la noticia) que la que podría tener un reportero asignado a la situación.

Gracias a herramientas como Youtube y a la facilidad creciente con la que es posible crear y editar contenidos digitales (durante mi carrera usé herramientas de diseño y edición que ahora vienen gratis en buena parte de las computadoras) es posible que desde un narcotraficante hasta un activista social (y entre ambos, millones de ciudadanos promedio) pueda crear y nutrir su propio canal desde la comodidad de su sala.

Con la letra impresa la cosa es diferente. En el mundo del video y del audio (quien lo dijera) la cosa es mostrar los hechos en el tiempo y lugar adecuados. Justo en la sala de espera del aeropuerto veía en CNN la fotografías enviadas por personas que habían atestiguado el paso de un tornado encima de su pueblo gringo: no eran fotos extraordinarias pero tenían la virtud de mostrar un hecho dramático justo a los pocos momentos de haber sucedido. Otro es el cuento de la letra escrita: se requieren ciertas técnicas para hacerlo legible, pero se necesita un trabajo más fino para hacer que un hecho se convierta en algo legible y además interesante. Un asunto importante puede ser convertido en irrelevante gracias a un texto mal escrito y un hecho sin importancia puede volverse enorme gracias al trabajo de un periodista (para mayor referencia, lean Ebano del recién fallecido Kapuscinski).

Y que conste que no hablo de títulos universitarios cuando digo habilidades y técnicas. Antes que nada hablo del conocimiento de las más básicas convenciones de la ortografía y la redacción, que al menos en el caso nacional, representan uno de los más grandes agujeros negros de nuestro sistema educativo. En una ocasión, platicando con un amigo que entonces daba clases en una facultad de comunicación de una institución educativa privada, le comentaba que me preocupaba la saturación de la carrera y de que, como sucede en otros oficios, la mano de obra barata fuera a quitarme mi trabajo. Y mi amigo, muy cínica y sinceramente, me dijo algo como “así como salen estos, no debes preocuparte en modo alguno. Jamás te quitarán la chamba”.

Por experiencia y trato con editores me he dado cuenta de que este negocio pide talento, creatividad y buen precio… pero también puntualidad, dedicación y la flexibilidad que sólo ofrece quien trabaja de tiempo completo y por la paga, dedicando sus muchas horitas a enterarse del status quo del mundo. No por nada, aún no hemos escuchado cosas como la ingeniería genética ciudadana, la contabilidad open source o la administración colaborativa de empresas. El periodismo, como la aeronáutica, tiene mucho glamour y la idea engañosa de que es una chamba fácil de hacer, como si fuera un hobbie. Pero si se excava un poco el asunto, en realidad es un trabajo común y corriente, aunque más brillante y a la mano que la labor de un carpintero o un diseñador de motores de auto.

Ahora bien, el ciudadano con ganas puede hacer el periodismo que quiera, al igual que yo en mis ratos libres me puedo dedicar a la carpintería de sillas y mesas. Internet permite que una persona disponga de la misma información que un periodista. Justamente en la misma nota del tornado, CNN (ojo: ce ene ene) una parte del reporte incluyó que una chica mostrara la página web del canal local de noticias donde había pasado el susodicho tornado para conocer las últimas noticias del famoso torndo.

Siguiendo con esta línea de pensamiento, un periodista ha cambiado mucho su trabajo gracias a Internet (y lo ha puesto en línea con el hombre común y corriente). Antiguamente la mayor parte del trabajo de un periodista consistía en buscar y dar con la persona adecuada para conocer su historia. Este era un conocimiento difícil de obtener y por lo cual la mayoría de los periodistas eran asignados a fuentes a través de las cuales iban familiarizándose y conociendo a los actores claves (así como asimilando el conocimiento que implicaba dicha fuente). Hoy día, con herramientas como Google, es posible que un periodista pueda localizar en poco tiempo a voceros relevantes, aún cuando ellos no se encuentren disponibles en el país o ubicar información que en otro tiempo estaba guardada bajo siete llaves y sólo personas conocedoras y con suficientes contactos habrían podido acceder.

Y eso está también en las posibilidades de cualquier usuario de internet.

Pero ahora sabemos que, el acceso a la información no significa que cualquiera pueda echarle mano. De hecho, si vemos las solicitudes a los organismos de transparencia en México, las peticiones de ciudadanos individuales y curiosos siguen estando a la zaga respecto de las solicitudes presentadas por estudiosos y periodistas. Además ha pasado algo curioso (aunque predicho por Umberto Eco cuando la red comenzaba a desplegarse por el mundo): el cúmulo de información obtenido por Internet es un tsunami de datos que requiere del conocimiento de un experto para interpretar la información y darle sentido. El toallagate (el descubrimiento de que la casa presidencial mexicana pagaba miles de pesos por toallas) a inicios del sexenio foxista se basaba en información pública a la que cualquier cibernauta tenía acceso, pero sólo a través de los ojos y la perspicacia de la periodista que lo sacó al descubierto fue que la información cobró la importancia requerida.

Cuando yo era editor de medios en la universidad donde estudié, el patrón para quien trabajaba era un fan del trabajo colaborativo. Se esperaba que los alumnos, debidamente motivados lograrían sacar una publicación quincenal para el estudiantado de la universidad. Siendo ellos mismos jóvenes y teóricamente entusiastas y colaborativos (y existiendo una carrera de ciencias de la comunicación), fue una experiencia terrible: lograr convencerlos de que se involucraran en el proyecto editorial era una labor humillante y después de muchos trabajos, cuando por fin lograba persuadir a uno que otro de que colaborara, ocurría que llegaban los exámenes parciales y todo el trabajo quedaba tirado porque el chico o la chica tenían que estudiar… o ver a la novia, al novio, irse con los cuates y un largo etcétera.

Obviamente logré que algunos se comprometieran a niveles que incluso a mí me sorprendían, pero nunca fueron los suficientes para sostener el proyecto editorial, que yo terminaba sacando adelante con las pocas fuerzas que me quedaban luego de tan edificante tarea de estimulación estudiantil. El periodismo ciudadano (o no mediatizado) es posible, claro que sí. Pero también es una chinga, al menos si quieres crear medios que vivan de esto. Siempre existirán personajes como Wonkette que tendrán acceso a información importante y la capacidad de verter lo que hacen directamente a la web… pero pocos habrá que sepan y puedan hacerlo de forma completa y en cantidad constante.

Ahora, en México existen blogs de miles de personas que como un servidor hablan de su vida y milagros, y aquí se han tratado temas desde el desamor hasta la política económica. Sin embargo, yo hago este blog porque siento que puedo hacerlo y porque, contrario a un medio impreso, puedo escribir con desenfado y echar flores y mentadas al que se me ponga enfrente. Cosa que ni por asomo hago en mi trabajo en los medios impresos, donde por fuerza estoy obligado a escribir con corrección y con las fuentes que hagan falta y que mis editores soliciten. Debo decir que el rigor que aquí tengo es mucho menor que que sostego en el trabajo por el que me pagan porque este espacio yo lo pensé desde un principio como una suerte de zona libre.

Sin embargo, se que habrá quien me diga que existen esfuerzos como Indymedia y blogs que realizan trabajo serio de creación periodística. Eso es innegable, pero si analizamos esos esfuerzos, detrás de muchos se encuentran intencionalidades ideológicas (en el caso de Indy Media, denunciar a la globalización y al capitalismo), cosa que no considero mala per se, pero que influye sobre el tipo de noticias que se van a obtener. Además, no hay que olvidar que en países como México, donde el trabajo voluntario es casi desconocido (algunas estadísticas señalan que menos del 5% de la población se encuentra involucrado en algún tipo de acción ciudadana), debe haber una fuerza muy poderosa para que alguien se comprometa en una causa y esta suele ser de índole política.

El periodismo ciudadano es posible, siempre y cuando haya muchos factores que lo favorezcan. Una sociedad educada, con acceso fácil y continuo a Internet y sobre todo, una cultura que aprecie el trabajo en grupo y la acción desinteresada. Siento yo que en México aún falta para llegar a una situación (aunque siempre puede suceder algo que acelere o cancele el proceso), por lo que al menos creo que mi cuello estará salvado por una temporadita más.