Saturday, January 17, 2009

MICROBLOG

Por si fuera poco, en esta tormenta laboral, me imbuí en la tarea de abrir mi canal de Twieter. Aún se encuentra en fase de pruebas, pero me queda claro de que, como suele suceder, la teoría de las tétradas de McLuhan se refrenda una vez más: cuando parecía que la brevedad y síntesis derivadas del telégrafo terminaban de ser sepultadas por la disponibilidad de espacio casi infinito de la red, de pronto Twitter revive de nuevo esta necesidad: resolver una noticia, un sentimiento, el paso de un momento.

Por el momento siguen las pruebas de este sistema de comunicación, pero puedo adelantar que es una experiencia rara, aunque hay que decir también que le otorga una nueva dimensión a la banaliad de la vida. No es lo mismo pensar que uno está esperando el microbús que ponerlo de tal forma que el mundo lo sepa.

Es un poco como el acto de Marcel Duchamp de sacar un mingitorio del baño, firmarlo y ponerlo en una galería de arte, aunque quizá no puedo decir que sea posible que pueda cobrar millonarias sumas por mis cotidianeidades.

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