Saturday, December 05, 2009

UNTIL TOMORROW, GOODBYE

All it takes to fall
What a quiet world after all
Of the things that you guessed will come
What a moment it was after all
BEIRUT / La Llorona
Reunión con el pasado.

Veo a mis compañeros de la adolescencia. Todos más o menos tragados por la edad, algunos con hijos, otros con más alegrías y tristezas en el saco. Y de entre ellos, VT; una mujer con la que el destino me ha deparado en otros tiempos tristezas y de cuando en cuando momentos de tibio sopor.

Quizá de las pocas personas que he conocido desde la infancia. Un poco loca, un poco cuerda, un poco distraída, un poco centrada y quizá un mucho persistente.

Fue la segunda mujer de la que me enamoré con intensidad adolescente. La primera que me ha ido a buscar a mis cubiles y la segunda que alteró mi existencia al punto en que, como alguna vez lo mencioné, de no haber sido por ese embrionario rechazo, bien pude haber terminado como un ingeniero casado, con hijos y felizmente alienado.

Pero eso no sucedió.

Y allí estaba, del otro lado de la mesa. No diré que bella porque en realidad nunca lo fue. como todos, con los años a cuestas y un sombrero de paja, razgo de su extravagancia habitual.

Y como siempre que nos vemos, el vals conocido: ella acercándose a mi silla mientras yo educadamente le cedo mi asiento a algún amigo y a su pareja o me pongo a platicar con el compañero que no he visto desde hace una década.

Curiosamente, nuestra relación se ha movido en círculos extraños; pero desde hace años lo decidí. Jamás le daré a comprender el daño - beneficio que le causó a mi existencia. Jamás sabrá las heridas que el tiempo acumuló en su nombre. Serán misterio para ella mis razones y motivos.

Nunca comprenderá las transformaciones de mi vida ni la ordalía que inició tras su rechazo una tarde en un anodino salón escolar hace más de 15 años. Hay quien creerá que soy una mala persona, que le niego por lo menos un par de respuestas que calmen el asombro de su rostro cuando le digo que no me busque, que no indague ni mi nombre ni mi paradero.

Así es esto de crecer, de hacerse viejo y de matar de diversas formas las ilusiones de la adolescencia. Quizá esa será la mejor impronta que le puedo dejar: que la gente puede ser tan ojete como rencorosa y memoriosa. Y que yo siempre recordaré con amargura su persona porque el camino que me mostró fue un moridero simbólico del que jamás nunca me podré recuperar.

Esas cicatrices ahora viven conmigo y para mí.

So for now, dear, au revoir, madame
But I vow dear, not farewell
For in time we may have all love's glory
Our love story, to tell

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