Tuesday, January 21, 2014

DE PASEO

Sí. Era un poco raro. Las primeras veces que nos vimos, era un poco arisca, llena de resentimientos y frustraciones. Era un mazo de hostilidades. Alguien se preguntará cuál era mi interés en ella.

Bueno, sólo diré que es lo más cercano a una caricatura japonesa que he visto en persona: cabello negro, largo; tez blanca, alta y delgada, ojos enormes y todo lo demás. Y sí, fueron citas extrañas; por momentos parecía que hablaba con alguien que se hallaba a decenas de kilómetros de distancia. Sin embargo, desde que la conocí me di cuenta que sería complicado llegarla a conocer y llegar al fondo de la maraña de quien lleva consigo un cuerpo que le condena a ser vista como un objeto.

Pero nada de eso era problema para mí. Al fin y al cabo, con el paso de los años me he tornado en un especialista de la curiosidad. Así las cosas, mientras recorríamos la ciudad en taxi; de pronto se acurrucó junto a mi y cerró los ojos. Sin querer me dí cuenta de lo que tenía entre mis brazos; una niña de apenas 20 años que confiaba sus sueños a mi abrazo.

Claro, cuando despertó ya estábamos en otro planeta.

Y entonces recordé lo que decía el poeta Robert Browning

The year’s at the spring,
And day’s at the morn;
Morning’s at seven;
The hill-side’s dew-pearled;
The lark’s on the wing;
The snail’s on the thorn;
God’s in His heaven—
All’s right with the world!

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