Friday, September 22, 2006

DESCABEZANDO AL REY

Pues bien, ahora el deporte de moda es pedir la cabeza del Cuatemochas, de preferencia en un plato hondo con harta salsa verde bañándolo. Para el ala dura del perredismo (y de quienes apoyan a López Obrador), las críticas del Ingeniero hacia su antes pupilo y ahora nuevo tlatoani de la región han sido inaceptables y demandan, exigen, una expulsión del partido y del derribamiento de su estatua, tal como se ha procedido en los casos de otros grandes de la canción como Stalin, Lenin y López Portillo cuya estatua ecuestre en Monterrey necesitó una escolta policíaca para evitar que los pobladores la volaran en pedazos hasta el día que se la llevaron a un deshuesadero.

Y creo que el Inge se lo merece.

Pero no se lo merece porque sea un traidor ni un ojéis. Se lo merece porque cuando decidió crear el PRD después del fraude de 1988, en lugar de pensar en un partido realmente democrático donde pudiera albergarse el debate y la discusión para llegar a decisiones colegiadas y a una participación genuina de sus militantes, decidió crear una especie de muégano de tribus que conservaron su poder y sus esferas de influencia, siempre y cuando le rindieran pleitesía a su cacique, es decir Cárdenas.

El ingecentrismo que cultivó el PRD segó (del verbo segar) las posibilidades de crear liderazgos alternos al de Cárdenas, por lo que con el tiempo gentes como Porfirio Muñoz Ledo (maestro en el trapecio político) apenas comenzaron a levantar cabeza, fueron purgados rápida e inmiseridordemente. Tristemente (y muy probablemente de forma inesperada), el Inge engordó un caballó que terminó cabalgando AMLO. Como dice una tía mía: unas lo visten y otras lo bailan.

Los mecanismos de purga que con tanto cuidado diseñó Cuau terminaron por usarse en su contra y en contra de sus benjamines apenas AMLO tuvo en sus manos las llaves del reino perredista. Ahora que el Inge se puso en contra del Peje, éste simplemente levantó el teléfono (o quizá el teclado, considerando la parvada de pájaros en el alambre que se ciernen sobre las líneas telefónicas) y en cuestión de horas comenzaron las mentadas de madre, los llamados al linchamiento y a la decapitación política. Sin contrapesos ni derechos de réplica, no creo el que el Inge Cárdenas pueda defender su punto de vista ni su estadía en el partido que fundó, por lo que no dudo que en poco tiempo lo veamos sacando sus huacales del partido (de hecho, ya lo está haciendo al separar una fundación que allí tenía del PRD).

Por ello es por lo que creo que lo que le sucedió al Cuatemochas es consecuencia del monstruo de partido que formó. Y por eso merece ser arrojado a la parrilla por sus propios hijos. Que lo disfruten.

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