Friday, February 23, 2007

CON TODO

Pues bien, el operativo Tepito ha sido exitoso y con un saldo blanco (hasta donde puede serlo que apenas hayan volado algunas botellas, tubos y palos). Y ya metidos en esto, el jefe de gobierno de la ciudad ha anunciado que irá por más predios donde se comercializan drogas.

Y yo estoy de acuerdo. Creo que nadie puede oponerse a que la ley se haga presente en zonas donde se había retirado, dejando que la selva tomara el mando.

Pero antes de seguir, para que todos estemos enterados, es preciso comprender los alcances de la medida. Lo que el gobierno capitalino pretende es expropiar aquellos predios donde se comercialice droga, el famoso narcomenudeo.

Muy bien. El primer operativo salió bien y fue aplaudido casi unánimemente porque, además de que se demostró que el predio de marras era un verdadero agujero negro, siendo francos, el asunto fue aplaudido en buena parte porque sucedió en una zona de la ciudad a la que pocos nos hemos ido a parar y con la que, francamente, pocos simpatizamos. Desafortunadamente (y perdón por la redundancia), fuera de Tepito, el barrio tiene muy pocos amigos.

Ahora bien. Si el gobierno capitalino sigue adelante, los próximos predios serán en territorios considerados marginales. Y creo que en ese momento la opinión pública seguirá aplaudiendo porque los barrios marginales (como lo demostró Oscar Lewis en Los hijos de Sánchez) siempre serán hogar de lacras varias.

Pero... si el operativo sigue, las narcotienditas ya no estarán sólo en los márgenes de la ciudad. Tanto los pachecos de la Condesa y los cocos del poniente de la ciudad, del Pedregal y de la Narvarte tienen sus proveedores a la mano, y no están nada lejos. Cuando los operativos lleguen allí, cuando deptos en edificios nice comiencen a ser cateados y expropiados; cuando casas en fraccionamientos y privadas decentes comiencen a ser vaciados de sus contenidos (narcovendedores incluidos), no estoy muy seguro que los aplausos sigan y no porque la gente esté de acuerdo o en colusión con los vendedores, sino porque se darán cuenta de que el demonio de las drogas no tenía sólo la cara de un tipo sin rasurar, sino que probablemente será alguien con cara lavada, coche del año y pinta de ejecutivo... y que a lo mejor se sentaba a la mesa junto a nosotros, gente decente.

Yo sigo apoyando lo que el gobierno capitalino, pero como en toda guerra, es preciso saber que esto no será un asunto que veamos por televisión nada más y que en una de esas, nuestra cuadra será la que aparezca en pantalla... siempre y cuando la cosa vaya en serio.

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