Tuesday, February 27, 2007

DESDE LA MANZANOTA

Esta emisión del blog se emite desde una habitación del hotel The Muse, en Times Square, Nueva York.

Debo decir que este viaje fue más placentero de lo que me imaginaba. En realidad yo pensaba que el avión sería como ha ocurrido en otras ocasiones: un apretadero, mal servicio y un viaje amenizado por bebés llorones.

Para mi sorpresa todo lo contrario.

El avión iba semivacío (al punto que de una fila de 6 asientos, yo era el único ocupante) y Aeroméxico se tomó la molestia de mandar a esta ciudad uno de sus aviones más nuevecitos, un Boeing de última generación que tenía un sistema de sonido que funcionaba y mesitas que no se caían.

Eso hizo que el servicio fuera más que decente: almohadas y cobijas, azafatas que amablemente esperaron a que me desepertara de una jeta que me estaba echando para ofrecerme de desayunar y que me ofrecieron agua, chescos y si se me antojaba hasta un guisquito. Me imagino que cuando la industria de la aviación estaba en sus pininos las cosas eran así: un servicio cómodo al servicio de una clase de viajero que en sí misma era una élite.

Lo malo vino en Migración, donde el encargado de recibirme se me quedó viendo como si yo fuera un atlante de Tula extraviado y me envió a un cuartito con otros paisanos. Allí estuve un leve rato esperando a que (según lo que entendí), los tipos de la migra gringa verificaran que yo era el que decía ser, lo cual me pareció una pendejada ya que de acuerdo con los sofisiticados sistemas que tienen, un simple cotejo de la huella digital que hay en la visa y en sus sistemas hubiera despejado cualquier duda.

Pero tuvo que pasar un rato para que pudieran darse cuenta de que yo era yo y que me dejaran pasar. Podría quejarme amargamente, pero dado que los mexicanos tampoco somos campeones en el trato migratorio de los extranjeros sólo me queda suspirar y esperar que a la próxima no se pongan igual de locos.

¿Más elite aún? La persona que me recibió en el aeropuerto me llevó a una camioneta Yukon ultimo modelo. Por un momento me sentí como un émulo de Carlos Slim, viendo pasar las avenidas y cruzando el puente Brooklin para llegar al centro de Nueva York, a la zona de Times Square, donde estuve hace apenas un par de meses.

Y ahora me tienen aquí, escribiendo desde la noche americana a un par de grados centígrados.

SINDROME DE MEJORES AMIGOS
Uno de mis mejores amigos me cuenta de sus penurias amorosas: enamorado de una chica, le ha procurado regalos, mimos y cariños. Ella simplemente le sonríe y le agradece sin que pase algo realmente importante... o algo de lo que debería suceder después de que mi amigo le compone canciones y le organiza fiestas en las que sus amigos (es decir, un servidor y mi mejor amiga) tienen que organizar.

Una de las enseñanzas más importantes de esta época de uno (cuando ya se posee una chamba sabrosona y cierta experiencia de la vida) es que eso del amor debe ser abordado de manera serena, dejando atrás absurdas ilusiones de adolescente... como pensar que el salvar a la princesa del dragón basta para que la dama (o el caballero) caigan rendidos.

En realidad el asunto del amor es algo mucho más complicado de lo que parece, porque el amor es algo que no surge de las buenas obras, sino del complicado trabajo de la seducción y de la atracción. Las obras no son amores y la realidad es que las princesas(o príncipes salvados) no son más que buenas intenciones.

Pero... así es el amor... ¿verdad, amigo mío?.
Para oir la verdad, hay que sostenerse fuerte

SANDBOX: UNTIL THE BITTER END
The war is THE ISSUE here in the Big Apple (despite the sinking in Wall Street today). I turned on the tube and then appear programs about the war: the story of a badly wounded tv anchor; programs about the cost of the war, the discoveries made by military intelligence (a flagrant contradiction, once said Groucho Marx) in Afghanistam... and more programs about the rising costs of the war.

Interestingly, there are few arguments about the british depature from souther Iraq. I haven´t seen enough TV to know if the people here is worried, but the limo driver who picked me up from the airport told me that the people here is really divided between those who want the army going back home and those who want to stay until the mission is accomplished.

A mission that's become a nightmare without an end.

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