Saturday, November 12, 2005

LA CONQUISTA ESPINOSA

La tarde de hoy me la pasé encerrado en una biblioteca investigando sobre un hecho de la Conquista de México para completar una investigación periodística. Ciertamente que la mayoría tiene recuerdos nebulosos de la enseñanza de esa etapa de la historia patria. Algunos recordarán la quemada de patas de Cuauhtémoc (y no dije Cárdenas), muchos más se han de acordar de la Malinche y todos de menos podrán ubicar a Hernán Cortés como algo punto menos que un hijo de la chingada.

Leyendo varios textos sobre el particular (cartas, crónicas y códices) uno se da cuenta que, como todos los hechos históricos, la cosa fue mucho más compleja de lo que se piensa. De hecho, ni Cortés fue un demonio absoluto ni los aztecas fueron unos angelitos. De ambos lados se cometieron atrocidades, y si bien es verdad que la historia la escribieron los vencedores, también es cierto que la destrucción de México - Tenochtitlán fue causada en muy buena parte por la opresión de los tenochcas que hizo ver en Cortés a un aliado para quitarse los pesados tributos que debían ofrendar, aunque no les pasó por la mente que después de haber hecho el trabajo sucio, los aliados de los españoles serían sojuzgados con la misma brutalidad que sus antiguos enemigos.

Irónicamente, la enseñanza de tan peliagudo asunto fue tan eficiente (o tan chafa) que casi nadie se percata de la gravedad del episodio. Hay quienes dicen que esto es el mejor de los mundos posibles puesto que en numerosas culturas los muitos fundacionales basados en el derramamiento de sangre suelen dejar (en el mejor de los casos) resentimientos de muy amarga memoria y en el peor de los casos leña seca para encender hogueras que después se convertirán en matanzas. Hay quienes opinan que la integración étnica entre españoles e indígenas (conocido como mestizaje) evitó que nuestro país terminara envuelto en el caos que azota naciones como Bolivia o la segregación vergonzante que desde siglos mantiene a las etnias norteamericanas encerradas en algo que parece zoológico.

Evidentemente no hay utopías y podemos ver que regiones de México (como Chiapas en la actualidad y la Península de Yucatán en el pasado) mantuvieron sistemas de castas y segregación racial dignas del apartheid sudafricano. Gente como Enrique Krauze sostiene que esto ocurrió precisamente porque en esas partes del país se mantuvieron al margen del mestizaje, lo que fue puerta regia para los abusos y la degradación. No quiero decir que las cosas ahora estén del otro lado y que vivamos en un paraíso étnico. Todos sabemos que el color de la piel sigue siendo un asunto delicado y cuantimás sabemos que una persona con razgos indígenas no podría entrar como si nada a una tienda de Av. Masaryk o al mol primermundista por excelencia de Centro Santa Fe. Hay sedimentos y zonas oscuras que se mantienen debajo del tapete, pero a las cuales no estaría de más echarles una buena barrida.

Pero regresando al tema de la educación histórica, creo que la sobresimplificación que el régimen revolucionario cultivó con gran ahínco para crear una opereta de héroes titánicos y villanos tan malvados como el Monstruo Comegalletas ha terminado por crear una idea distorsionada de lo que somos como nación. Al hacer de nuestros héroes carne de mural y de nuestra historia un canto a la alegría de ser, tendremos un sinnúmero de problemas para poder darle un marco adecuado a nuestra nacionalidad ante las tormentas que la globalización se sirve (y se servirá) poner a la puerta en este momento y todo lo que haya por venir.

Apunte personal
Quién diría que las caricaturas se volverían cosa de la televisión de medianoche. El canal Fox y Cartoon Network se han dado a la tarea de programar en las altas horas series de dibujos animados "para adultos". Nada de que espantarse, hay humor, uno que otro trasero al aire y programas estilo "seinfield" y "friends" pero con monitos. Nada mal, pero yo todavía espero poder ver buena animación japonesa (del tipo Lain, Paranoid Agent o de perdida Kimagure Orange Road) que es lo que todo buen adulto debe ver y que se digne en llamar animación para adultos. De todos modos, es bueno saber que hay algo mejor que los infomerciales para aderezar estas noches de trabajo arduo.

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