Monday, November 21, 2005

PLEITOS CON LA AMERICA IGNOTA

No me canso de decir lo mucho que admiro a nuestro presidente por su capacidad incansable de meterse en broncas gratuitamente; en apenas un par de semanas Fox se hizo de palabras con Argentina y en unos días hizo lo posible para que el país se encuentre a un tris de la ruptura de relaciones con Venezuela, lo que se ha convertido en un carnaval de pasiones tropicales donde no queda claro no sólo el propósito del pleito (la defensa de una etérea "honra nacional") sino que es nebulosa incluso la naturaleza del adversario.

Para nadie es novedad que nuestro presidente padece de un defecto en sus facultades que lo hace decir lo que piensa sin someterlo al juicio de la conveniencia. En un principio virtud (de la que nacieron cuasi onomatopeyas tan memorables como "hoy hoy hoy"), con el paso del tiempo transformada en pesada losa que parece antecederlo doquiera que vaya. Episodios sorprendentes como sus referencias a la bota de charol, el "comes y te vas" aplicado a Fidel Castro, así como sus incansables "gaffes" como la inolvidable invención, no de Morel, sino de un tal José Luis Borgues. El resultado ha sido el inacabable descrédito de nuestro presidente y la necesidad de hacerce acompañar de patiños - voceros cuya labor ni más ni menos es la de recoger por la mañana los chascos tirados por el Sr. Presidente a su paso por el día anterior.

Hay un capítulo de Los Simpsons donde Homero descubre el poder de arrojar un guante a la cara del que se le ponga enfrente con el fin de ahorrarse tiempo en las colas, evitar inyecciones... hasta que se encuentra con un tipo proveniente del sur norteamericano (y miembro de la Sociedad de Duelistas de Charleston) que al ser golpeado con el guante, acepta el reto y desafía a Homero a un duelo a la mañana siguiente. El Presidente Fox anda por el país regando barbaridades sin que nadie le diga nada, porque al fin y al cabo ya lo conocemos con todo y su lengua suelta, por lo que ya ni tomamos muy en serio la palabrería que nos avienta. Sin embargo, la cosa cambia radicalmente cuando sale al exterior.

Y como en el capítulo de Los Simpsons, Fox se encontraba alegremente echando su verbo a retozar cuando resulta que el que le recoge el guante es ni más ni menos que un hablador de tiempo completo, tirano en aprendizaje y gran amigo de Fidel Castro: el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Este personaje se sintió ofendido por la prédica foxiana del libre comercio en el continente y decidió responderle en su propia vena, que no es de sangre liviana por cierto. Dado el calibre de la respuesta, el gobierno de Fox se ha arrastrado ante la deshonrosa situación de echarle la viga al vecino y al mismo tiempo quedar como lacayo de los norteamericanos.

Sin embargo, pese a toda la polémica, es preciso decir unas palabras en favor de las intenciones de nuestro vapuleado presidente. Es verdad que el libre comercio es la menos peor de las recetas para salir del agujero en el que andamos, aunque también hay que admitir que después de años de corrupción en la liberalización y una terrible estrategia para hacer partícipe a la ciudadanía de los procesos de integración comercial, por no mencionar una pésima política de comunicación, es que en América Latina el libre comercio se ha vuelto casi un concepto obsceno. Por otro lado, hay que aceptar que fuera del simbolismo de las relaciones que tenemos con todo lo que hay al sur del Río Suchiate, la verdad es que lo que nos interesa se encuentra hacia el norte.

No sé como hayan sido las cosas en el pasado, pero el resto de América Latina es una tierra incógnita con la que nos relacionamos poco. Una especie de primos segundones con los cuales hay que lidiar cada año durante el cumpleaños de la abuela. Una persona que viaja mucho por el mundo me contaba que hasta hace menos de una década, no existía forma de viajar directamente en avión desde México hacia Brasil. Salvo episodios simbólicos de los cuales nos debemos enorgullecer (como el asilo prestado a chilenos después de la caída del gobierno de Salvador Allende), nuestros intereses se encuentran en Norteamérica. Hasta donde tengo noticia, la gente arriesga la vida para llegar a los Estados Unidos y no he tsabido de mojados que en la desesperación por alcanzar Colombia, Venezuela, Brasil o Argentina mueran ahogados al pasar nadando el Canal de Panamá.

Ahora bien, esto no significa que debamos de cerrar nuestras puertas al mundo e inclinar el trasero reverentemente hacia el norte. Es bien sabido que la diversidad puede producir resultados interesantes y que no está de más caerle bien al resto del mundo; uno nunca sabe cuándo necesitará de los otros. Por ello, lo que hizo Fox fue una barbaridad de la que no se ve beneficio alguno al país y por la cual ahora las relaciones con Latinoamérica se encontrarán en el refrigerador hasta que venga un nuevo presidente a colocarlas en el baño maría y sacar a México del ostracismo en el que estaremos. Sólo deseo que no cesen las importaciones sudamericanas en el rubro de modelos, edecanes y escorts; eso sí que desbalancearía cierta parte vital del equilibrio económico del país.

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