Tuesday, October 30, 2007

DOS HIMNOS A LA MEGALOPOLIS

Rhapsody in blue
LA rola de Nueva York, a mi juicio incluso más que la rolita de Frank Sinatra. No dejo de pensar en ella cuando voy llegando al JFK Airport y el avión da vuelta sobre el río Hudson y uno ve los poderosos edificios levantarse del suelo mientras en las aceras la gente camina presurosa para todos lados y ninguno en particular. George Gershwin hizo de su experimento jazzístico quizá una rola que representa la prisa y la armonía caótica de millones de almas que pasan de un lado a otro pero que configuran un rompecabezas móvil que cualquiera puede atestiguar estando a las 7 de la mañana en la esquina de Times Square y ve salir a hordas rumbo a sus oficinas mientras las tripas de la ciudad se deconstruyen y se reconstruyen como la Babel que son en el horizonte quizá más impresionante que yo jamás haya visto: el de cientos de rascacielos iluminando la noche en apenas un par de minutos.

12/12
Composición del argentino Osvaldo Golijov y ¡Café Tacuba! Ejecutada la pieza por el Kronos Quartet es, probablemente, la mejor rola compuesta a la ciudad de México, por encima del engendro folcklorista de Mi ciudad es chinampa, compuesta por alguien apellidado Trigo y que bien parece haber sido engendrada por el departamento del Distrito Federal, cursi y estereotipada.
En cambio 12/12 sintetiza la magia, la melancolía y el andar de las muchedumbres chilangas en el ritual más representantivo de la urbe, un evento de alcance continental. El día de la Virgen de Guadalupe. Sobreponiendo ritmos prehispánicos con los ruidos de la ciudad y un entorno a la vez espiritual con el marco del ruido del carrito de los camotes y de violines que se escuchan tristes pero introspectivos.
Recomiendo en especial el último movimiento, que al igual que lo que sucede con la rola de Gershwin, es un resumen del poder de una ciudad fundada, no por otro poder que el de viejas civilizaciones que a todos nos condenaron a poblar este valle frío esta noche.
Escuchar esta rola en el microbús mientras la ciudad atardece y la gente se dirige a sus casas, soñando con vivir en lugares lejanos pero inaccesibles, condenados todos a habitar la urbe que nos comprime pero nos ofrece lo mejor que el mundo puede dar.

Quién lo pensaría. Dos ciudades hermanadas por su música.

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