Thursday, April 09, 2009

EL LIMITE DE LAS COSAS

Vaya.

Apenas me entero que el ITESO BBS colapsó el año pasado.

Han sido días para pensar en el valor de las cosas que terminan. Como alguna vez lo escribí, el ITESO BBS, junto con el Aloha BBS y el ISCA BBS representaron en mis años de estudiante el primer lugar y hogar que tuve en Internet.

Fueron mis épocas de ingenuo geek, cuando me la pasaba en las terminales RS-6000 jugando con las líneas de comando de Unix y platicando con mis amigos y amigas en noches memorables. Una época en la que nos pasábamos escondiéndonos de los operadores enemigos e intercambiando consejos de los operadores amigos que nos enseñaban los misterios de Solaris en unas computadoras que usaban un mousepad de aluminio.

Geeky.

Epocas donde conocí la cercanía de lo remoto y de largadas por el país, en pos de lo que pensaba que era lo que no sabía y terminé portándome de la manera que yo jamás hubiera deseado y que quizá algún día me disculpe por los estropicios que mi estupidez postadolescente causó.

Pero ahora que me entero que esa parte de la vida también ha desaparecido. Es natural, lo sé. Inevitable incluso. Fueron buenos años, hice amigos entrañables, acudí a fiestas memorables (un halloween en la primera transmisión de radio en vivo por Internet, una fiesta con ingenieros a las 3 de la madrugada hablando de materias muy oscuras para la mente de un servidor, con albercas y floreros llenos de alcohol en las manos).

Pero el tiempo no cesa su paso. Esa época se fue, pero me quedó la vocación. Los amigos tomaron sus respectivos caminos pero se quedó el sentido de la amistad compartida en noches desde las cuatro esquinas del planeta, cuando robábamos passwords de acceso a servidores en otras universidades para seguir la charla.

... hoy sigo acostándome tarde. El paso del tiempo no se detiene.

Y el pasado queda atrás. Se que ocasionalmente, como parpadeo de luces lejanas en la noche, aparece un resplandor súbito que trae consigo recuerdos, que resuena con las voces y los suspiros de las épocas antiguas. Un tiempo de treguas, un tiempo que, como los hielos, se mantiene sólido por un tiempo, sólido y existente.

De pronto, a la mañana siguiente; ya no hay nada, todo se ha disuelto en la noche.

Es así la existencia, después de todo. Momentos que se van, a veces regresan y titilan para disolverse. Es así como existimos.

Pero fueron buenos momentos. Fueron buenos pasados. Ojalá la memoria me alcance para todos ellos, pero quizá Roy Batty posee mejores palabras que yo:

I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I've watched C-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate. All those... moments will be lost in time... like... tears... in rain.

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