Escribo este articulo a unos minutos de que la televisora venezolana RCTV deje de transmitir en la televisión abierta de la ciudad de Caracas, Venezuela. El asunto en realidad no tiene mucho que ver con la vida nacional, hoy embebida en la final del soccer.
La cosa es que la historia que llega a la no renovación de la concesión de RCTV trae una historia que nos habla de las desgracias que en Latinoamérica acarrea el sistema de propiedad de los medios de comunicación audiovisual que prevalece hoy día en la región.
No soy experto en marco regulatorio de medios de comunicación venezolanos, pero por lo que he podido investigar, no es muy distinto del marco mexicano: frecuencias concedidas por parte del Estado a los empresarios interesados a través de un proceso no institucionalizado donde el poder ejecutivo posee el control de los medios de comunicación por medio de la concesión, retirable a voluntad.
Al no existir mecanismos institucionales y legales que regularan la relación entre el estado y los concesionarios de medios de comunicación, las relaciones estaban basadas en la simpatía - antipatía con los gobernantes en turno. Como sucede en México.
Por lo visto, los medios de comunicación venezolanos (como sucede en México) vivían relativamente cómodos con el estado de las cosas; si había un problema, los dueños se arreglaban directamente con el presidente, el secretario o el burócrata encargado de resolver el asunto. Como contraprestación, la línea editorial de la televisora favorecía a los gobernantes, otorgando bonos o retirándolos cuando el resultado no era del agrado de los empresarios.
Y en eso, que llega Hugo Chávez.
Irónicamente y con cierto candor, las televisoras trataron de aplicar el mismo sistema de relación con el gobierno que había operado por toda la vida. Sin embargo, no midieron bien el agua de los camotes y durante la intentona golpista de abril de 2002, los medios televisivos venezolanos se entregaron en apoyo de los opositores que brevemente sacaron a Hugo Chávez de circulación, y eso fue quizá el error fatal.
En ese momento, Hugo Chávez seguramente se percató tanto de la importancia de los medios de comunicación como medio de conducción social y de la imperiosa necesidad para establecer la supremacía de su régimen sobre los medios de comunicación. Así las cosas, el marco discrecional (especialmente el sistema de renovación de concesiones basado en la voluntad del poder ejecutivo, o su equivalente venezolano) fue tornado contra de RCTV, mismo que esta madrugada perdió su señal en la ciudad de Caracas.
¿La lección? Los marcos discrecionales (como el que fue aprobado de noche por diputados y que le permite a los nacionales dueños de medios audiovisuales mantener esa relación sin mediación con el poder ejecutivo por medio de organismos controlados aún por el ejecutivo como Cofetel) son a la larga lesivos para los mismos medios, que en las malas terminan colgados de la voluntad de otros, sin posibilidades de defensa legal.
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