Tuesday, July 24, 2007

USOS Y COSTUMBRES CHILANGAS (Vols 1 y 2)

Vol 1: una de metros

Una nota aparecida en uno de los diarios de mayor circulación en la ciudad da nota de una sorprendente forma de seleccionar obra pública en la urbe: a través de la aclamación popular. Por medio de un pliego petitorio y con el uso de convenientes muchedumbres alabatorias, dos delegados han solicitado que se les construya en su territorio líneas adicionales del Metro (sistema de transporte colectivo subterráneo de la ciudad).

No dudo que las delegaciones involucradas (Tláhuac e Iztapalapa) merezcan que les llegue una parte de los beneficios de nuestra posmodernidad. Sin embargo, me pregunto, ¿qué no hay urbanistas y expertos en transporte quienes son los más capacitados para determinar si una delegación merece o no esta o cualquier otra obra de infraestructura?, ¿por qué recurrir a un sainete de esta índole? Mejor aún; si el jefe de gobierno de la ciudad y los delegados de marras pertenecen al mismo partido político, ¿no habría sido mejor resolver esto en una conferencia telefónica entre los delegados y el jefe de gobierno, si tanto les interesaba?.

Vol 2: Una de rascacielos
La ciudad se amaneció la semana con bombo y platillo ante el hecho de que un grupo de empresarios y el gobierno de la ciudad se lanzarán a la aventura de construir la Torre Bicentenario, un magno rascacielos de 300 metros de altura y que se ubicará en la zona de las Lomas de Chapultepec, una de las más exclusivas de la ciudad, desde su fundación a mediados del siglo XX como la  globalifílica Chapultepec Heighs.

El hecho no ha sentado muy bien en el ánimo de la región favorecida. El Instituto Nacional de Bellas Artes ha expuesto su oposición al asunto, la delegada ha dicho que para que esa obra se hiciera tendrían que romper las estrictas regulaciones de uso del suelo de la zona y en general la población de la zona no se muestra muy contenta, sobre todo ante el hecho de que con el paso de las décadas la zona ha pasado de ser habitacional a llenarse de edificios corporativos disfrazados de casas y que han convertido la antes apacible zona en un caótico espacio de estacionamientos.

Debo decir que el edificio es de suyo monumental pero a mi juicio bastante sin chiste. Siguiendo la línea del diseño posmoderno, Rem Koolhas (o el achichincle mexicano a cargo) busca impresionar al respetable con un edificio que propone el desafío de las convenciones de la arquitectura tradicional y pasar del prisma rectangular al ataúd invertido, pero se nota que el holandés (o el achichincle mexicano a cargo) no se ha dado cuenta del negro sentido del humor mexicano que choteará ese diseño hasta el final de su existencia (probablemente durante un terremoto en el año 2095). 

Por un lado, no seré yo quien defienda a los pocos magnates que aún viven allí y pienso que las grandes ciudades del mundo no les queda de otra que crecer sobre los restos de sus ancestros. Uno de los argumentos de los NIMBIs (Not In My Backyard) locales es que para crear esa torre tendrían que demoler un edificio patrimonio histórico. A mi juicio esa óptica nuestra de no querer tocar nada del pasado ha sido en parte responsable de que la ciudad se extienda por cerros y valles no tocados por la mano del hombre y que un ciudadano nuevo de la ciudad no tenga más opción que poner casa en la colonia Clavos de Cristo, ubicada a tres horas en tres diversos medios de transporte del centro de la ciudad.

1 comment:

El Ojo said...

como siempre la delicia irónica de su prosa me provoca adicción hasta de los temas más inesperados como el urbanismo ( o la ausencia de) en especial la colonia clavos de cristo.. ¿donde rayos está eso? jejeje

La hermana