Monday, June 25, 2007

NUESTRO HIJO DE PUTA

No suelo se de aquellos que gustan de comentar los comentarios, pero en esta ocasión me parece interesante hacerlo. Según un editorial del periodista mexicano Ciro Gómez Leyva en el diario Milenio, el que México haya votado en el seno de las Naciones Unidas para sacar a Cuba de la lista de naciones que violan sistemáticamente los derechos humanos fue una rendición calderonista para permitir que Cuba deje de estar molestando. A la letra Ciro dice:

A diferencia de Ernesto Zedillo y Vicente Fox, Calderón ha optado por hacer lo que se tenga que hacer para reconciliarse con Cuba. México retoma el viejo esquema de que los cubanos son hermanos y, por tanto, son una excepción; regresa al no ver, no oír, no hablar en contra de Fidel y su camarilla.

¿A cambio de qué? A cambio de que los cubanos no hagan declaraciones en la prensa y los foros de izquierda, no difundan llamadas privadas, no den lata. A cambio de nada, pues.
Yo no diría que a cambio de nada.

Por principio de cuentas, los redentorismos ideológicos de Vicente Fox (secundadas en la primera fase de su gobierno por el ex Secretario de Relaciones Exteriores, Jorge G. Castañeda) no tuvieron pies ni cabeza y siguiendo la reflexión de Ciro, nos echamos de enemigo a los cubanos también a cambio de nada.

De hecho, buena parte de los problemas que más dolores de cabeza le causaron al gobierno mexicano surgieron de ese ánimo foxista por llevar la democracia a todos los rincones de América Latina... mientras en casa le abría el camino a punta de torpezas y arbitrariedades a Andrés Manuel López Obrador.

Yo creo que si existe tal trueque, no está tan mal. Asegurarse el silencio de Cuba al menos le quita al gobierno calderonista tensiones internacionales que, como vimos en los casos de Ahumada y el tragicómico "comes y te vas", pueden convertirse rápidamente en problemas internos de complicadas consecuencias.

Y pues, en cuando a que México vende sus principios, pues creo que no es novedad que las ideologías de las naciones están sujetas al interés nacional. Ya bien dice el refrán gringo sobre algún dictadorzuelo latinoamericano.... es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta.

Es preciso que México tenga su hijo de puta caribeño.

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