Quise hacer un paréntesis sabatino de mis comentarios sobre nuestra pobre política nacional para hablar de algo que deja estas broncasnuestras como un simple berriche de niño caprichoso.
En estos días en Europa (y por allí de agosto en Asia) se celebrarán los 60 años del fin de la Segunda Guerra Mundial. Este evento (del que participamos los mexicanos sin siquiera saberlo, con el Escuadrón 201 que operó desde el 4 de junio de 1945 hasta el final de los combates en Asia) modificó el mapa de buena parte del mundo y estableció las bases de la vida que conocemos. Cosas que van de lo cotidiano (la penicilina y el plástico) hasta lo trascendental (las Naciones Unidas y la bomba atómica) nacieron al amparo de este conflicto bélico.
Ahora ni siquiera podemos imaginar lo extenso de aquella guerra: lugares tan distantes como Irán, Birmania, Túnez, Finlandia y Australia fueron teatro de operaciones militares y millones padecieron por causade esta guerra. De acuerdo con la información de que dispongo, más de 70 millones de soldados participaron en esta guerra y en ella murieron 68 millones de personas entre militares y civiles, incluyendo a los que fallecieron víctimas del nefando Holocausto.
Un profesor nos decía en una materia que llevábamos (Introducción a las Organizaciones según recuerdo) que el arma secreta que derrotó definitivamente a las fuerzas del Eje no tenía ni un gramo de pólvora. Los sistemas modernos de administración y logística que los norteamericanos desarrollaron para gestionar un ejército que se expandía por los cinco continentes y movía diariamente millones de toneladas de bastimento, armas y equipamiento por todas partes a una gran velocidad, se convirtieron en secreto militar (protegido con el mismo celo que los secretos de la bomba atómica) y al final de la guerra se volvieron el fundamento de las empresas trasnacionales queconocemos hoy en día.
Las historias de la guerra subsisten hasta hoy, no hay casa en Europa o Japón donde no se recuerde algún familiar que participó en la guerra o las penurias del racionamiento, la enfermedad o la muerte que siguieron al conflicto. Inclusive, mucho de lo que las mujeres posmodernas hacen con sus cuerpos y sus rostros por medio de la cirugía plástica se debe a los avances obtenidos para paliar las terribles heridas ydeformaciones causadas por las heridas en el combate.
La Segunda Guerra Mundial ha sido subestimada en esta parte del mundo porque la vemos como algo ajeno que ocurrió hace demasiado tiempo y que en realidad fue cosa de gringos, alemanes y otras nacionalidades que no nos incumben, sin embargo, un mundo donde las fuerzas del Eje hubieran prevalecido se hubiera convertido en una distopía de muerte y sometimiento que quizá hubiera terminado en una guerra aún más devastadora y sangrienta, de consecuencias inimaginables.
Esta guerra creó las condiciones (las buenas y las malas) que posibilitan la existencia del mundo actual. Por lo pronto, y desde mi humilde habitación me levanto para rendir tributo a los caídos, a los sobrevivientes de la guerra (de quienes descendemos directamente) y aquienes en su participación le dieron forma al mundo de hoy.
Así sea
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