LA MARCHA Y LOS QUE CAEN

La marcha del pasado 24 de abril fue el clavo final que terminó por
minar el ánimo justiciero del presidente. Y no puede decir que no
estuvo enterado: un helicóptero de la AFI se tomó la molestia de checar
a cada rato la manifestación desde las alturas.

Aunque la marcha se anunciaba silenciosa, la cosa es que siendo domingo
al mediodía no era posible gurdar absoluto silencio, entre vendedores
de mangos enchilados, jicaletas, totopos oaxaqueños y bebidas frías era
imposible dejar el aire de jolgorio dominguero, pero el hecho es que la
manifestación allí estuvo y cientos de miles decidieron que era buena
hora de cobrarle facturas al foxismo, de mentarle la madre a la
frivolidad de su señora esposa (que hoy trata de sortear las aguas
revueltas por un libro que la deja mal parada), de gritar por la
inactividad de un gobierno federal ansioso por quemar su polvora en
infiernitos y de paso, protestar contra el muégano judicial del
desafuero, al que para ese momento ya se le caian las tuercas denotando
su pésima manufactura.

La gente se tragó completa la dosis de slogans de AMLO y la reflejaron
en la multitud de pancartas y mantas que acompañaron a los
contingentes. De lo vulgar (Sra. Mercedes Quesada: ¿por qué parió a un
hijo de la chingada?) a lo semichistoso (Te AMLO desaforadamente) a lo
internacionalista (Brasil contra el desafuero, I need 2,000 for bail) a
lo formal (el ejército con el pueblo). Pero en todas las mantas
trascendia lo mismo, un animo de protesta no por el Peje (la gran
mayoria de la gente ni siquiera tenía una idea de que para ese momento
protestar por el desafuero era inutil siendo un hecho su consumacion),
pero eso no importo, la cosa fue protestar, cosa que se hizo amplia y
muy pacificamente.

No lo se, pero me supongo que en Los Pinos les ha de haber caido muy
mal la noticia y debieron haberse sentido hasta cierto punto
defraudados por la futilidad de las estrategias seguidas. Los analistas
políticos han encontrado que quiza fue en ese momento que el presidente
y sus canchanchanes se dieron cuenta de que las cosas no iban a mejorar
y que lo unico que se podia hacer era realizar un control de daños
antes de que las cosas terminaran por incinerarse con ellos a bordo de
la chalupa.

Así pues decidieron darle marcha atrás al asunto. Pero la cosa no sería
tan sencilla e indolora. Eso también sería un desastre.

Continuamos...