Sunday, March 25, 2007

LA ESTRATEGIA DE MARCELO

Un compa boliviano que conocí el pasado viernes en el examen de maestría de un amigo (felicidades Omar) me preguntaba lo que opinaba de las acciones de Marcelo Ebrard acerca de las expropiaciones y desaolojos que había ordenado en predios del barrio de Tepito y de la zona de Iztapalapa, así como la promesa de desalojar vendedores del centro.

Más o menos esto fue lo que le dije:

Quizá la gran lección de lo sucedido el año pasado con las disputadas elecciones y el pleito poselectoral posterior fue que, para efectos prácticos quien quiera ser presidente de México necesita el voto de la clase media. Lo sucedido con el Peje demuestra que bien se puede ganar a las capas económicamente menos favorecidas de la ciudadanía, pero que el apoyo decisivo proviene de esa otra rebanada de la población llamada clase media que otorga su aval y permite el gobierno terso y sin oposición.

Las iniciativas llevadas a cabo por los gobiernos capitalinos tuvieron como eje el ganar el favor de la población con menos recursos a través de acciones como subsidios directos a personas de la tercera edad y madres solteras, la creación de universidades y preparatorias, así como el mantener los precios de algunos satisfactores como el transporte público baratos.

Pero la clase media busca otro tipo de satisfactores. Antes que nada, busca seguridad. Siento el jamón del sandwich que comprime por un lado a los ricos bien protegidos y a unas clases populares provistas de subsidios, la clase media le pide al estado que la delincuencia no se cebe sobre ellos en forma de secuestros, robos y demás formas de desorden público.

Sabiendo esto, Marcelo Ebrard ha tomado decisiones impactantes en las cuestiones de seguridad en la urbe. Veo en ello dos objetivos: primero quitarse de encima los antecedentes negativos que lo ubicaron como una persona laxa con el crimen, específicamente a partir de los lamentables linchamientos de policías federales en la zona de Tláhuac. Segundo es posicionarse ante la clase media como una opción seria de gobierno, veladamente alejado de la posición de Andrés Manuel López Obrador, quien ante la inseguridad proponía algo así como que primero cambiar el sistema económico y esperar a que el crimen disminuyera sin hacer mucho mientras tanto.

Pero hay un punto más. Se ha dado cuenta de que la clase media posee una agenda social más sofisticada y progresiva que las clases populares. Por ello, Marcelo apoya de manera decidida la despenalización del aborto y las sociedades de convivencia, algo que el Peje definitivamente nunca quiso abordar durante su gobierno; porque sabía que a las clases populares ni les interesa el asunto y si les interesa es para oponerse.

Así las cosas, poco a poco, casi casi de manera accidental, Marcelo Ebrard, con el pragmatismo que le caracteriza está comenzando a cimentar su propuesta para ganarse la clase media que no le dió su aprobación última al Peje apenas un verano atrás.

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